Reunión del Consejo de Ministros revela la improvisación gubernamental, cuestiona Salvador Nasralla

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Tegucigalpa.- El designado presidencial, Salvador Nasralla, expresó su preocupación por la aparente improvisación con la que se llevó a cabo la última reunión del Consejo de Ministros ayer miércoles afirmando que este evento es un claro ejemplo de la falta de organización que prevalece en la administración gubernamental.

En sus declaraciones iniciales, Nasralla destacó que lo ocurrido en la reunión demuestra la forma en que opera el gobierno en la actualidad.

Hizo hincapié en la presentación de informes por parte de los ministros, junto con el análisis realizado por Marcio Sierra, responsable de evaluar a los funcionarios gubernamentales, señalando que este proceso requiere un tiempo adecuado para la comparación y evaluación de la información presentada.

«Nada más anunciar que se iban a realizar cambios el día anterior, todo eso demuestra la improvisación y el empirismo con que se está manejando el gobierno», cuestionó Nasralla.

El designado presidencial argumentó que en cada ocasión en que el gobierno intenta abordar asuntos importantes, recurre a la improvisación, lo que, según él, obstaculiza el progreso del país.

Nasralla también criticó la premura con la que se anunciaron cambios en los cargos, indicando que cualquier profesional medianamente instruido sabe que no es posible determinar los nombres de las personas que serán separadas de sus puestos en tan poco tiempo.

En relación con la evaluación de los secretarios de Estado, Nasralla anticipó que la presidenta Xiomara Castro no podrá dar a conocer los resultados este lunes, ya que la comparación entre el informe y los reportes llevará más tiempo del disponible.

El designado presidencial descartó la posibilidad de que la ministra de Finanzas, Rixi Moncada, sea removida de su cargo, sugiriendo que el oficialismo necesita los recursos de esa dependencia estatal para financiar su campaña política.

Finalmente, Nasralla afirmó que no presentará su renuncia como designado presidencial hasta que la ley lo exija, con el objetivo de continuar siendo una figura de autoridad que, según él, contribuirá a evitar posibles crisis provocadas por el oficialismo.