Unos diez hombres disfrazados de policías y militares fueron los que perpetraron la masacre en La Torocagua el fin de semana

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Tegucigalpa.- Al menos diez hombres disfrazados de policías y militares, fueron los que raptaron y asesinaron a cuatro jóvenes el pasado sábado en la colonia Torocagua, al norte de Comayagüela, en la capital hondureña.

Las víctimas fueron identificadas como Dorian Alejandro Rodas (24), Carlos Fernando Flores Barrientos (24), Cristian Jafet Suazo Urbina (21) y Yoel Armando Banegas Gómez (30), todos fueron atrapados en el barrio El Bosque de Tegucigalpa.

Según el parte policial y relatos de algunos testigos, los cuatro amigos se encontraban viendo el “clásico” de la Liga Nacional en una vivienda, el partido entre Olimpia y Motagua en esta ciudad.

A eso de las 8:00 de la noche al inmueble llegaron varios hombres fuertemente armados y uniformados como agentes policiales y militares, todos a bordo de dos vehículos, uno tipo turismo y otro Pick-up.

Por la fuerza los falsos agentes antipandillas ingresaron al inmueble, sometiendo en el acto a las cuatro personas, para indicarles que se trataba de un allanamiento y operación policial.

Seguidamente los malvivientes obligaron a las cuatro víctimas a subirse a los dos automóviles, haciéndoles creer que iban detenidos para investigación, seguidamente, los uniformados trasladaron a los jóvenes hasta la colonia Torocagua.

En una solitaria calle los delincuentes pusieron en línea a los cuatro amigos, acto seguido procedieron a dispararles ejecutándolos en cuestión de segundos con el poderosos armamento que portaban.

En el acto murieron tres jóvenes, sobreviviendo a la balacera un cuarto, mientras los hechores huían despavoridamente del lugar. El tiroteo alertó a la población, más tarde se hicieron presentes agentes de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), encontrando a tres muertos y uno con vida.

En un intento por salvarle la vida, los militares trasladaron al sobreviviente para llevarlo al Hospital Escuela Universitario, pero lastimosamente en el trayecto murió a consecuencia de las múltiples heridas de arma de fuego.

Otros efectivos militares montaron varios anillos de seguridad en la capital, con la intención de capturar a los responsables de dicha masacre.

Minutos después agentes policiales reportaban el hallazgo de uno de los vehículos, supuestamente usados en la muerte múltiple, el cual estaba abandonado en un solitario sector de la zona de Cerro Grande.

Los cadáveres de los cuatro malogrados amigos fueron trasladados a la morgue capitalina, para las respectivas autopsias. Ya en el predio forense, los parientes sumamente acongojados se limitaron a decir que sus parientes eran jóvenes de bien y sin enemistades personales. No entendían porqué les quitaron la vida con tanta violencia a sus parientes.