Monseñor Teodoro Gómez llama a no alegrarse del mal ajeno; ‘eso no es humano ni cristiano’

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Tegucigalpa.- ¿Afloran los sentimientos de amor en mi vida o por el contrario, es el odio el que reina en nuestros corazones?, fue la interrogante que planteó en la homilía de este domingo el monseñor Teodoro Gómez.

El obispo auxiliar de la arquidiócesis de Tegucigalpa dijo que el pueblo necesita escuchar, acoger y aceptar de nuevo las palabras de Jesús.

“Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian. Hoy nos damos cuenta que el amor al enemigo no es un dato marginal, sino el sentido y el centro del amor cristiano que se fundamenta en el amor con que Dios nos ama”, expuso el religioso.

Gómez pidió ser misericordiosos como Dios es misericordioso.

¿Cuántas veces el señor no nos habrá perdonado?, preguntó. –  “Eso es justamente lo que experimentamos en el sacramento de la reconciliación, cuando arrepentidos pedimos perdón a Dios por nuestros pecados”, indicó.

Al que te pegue en una mejilla, préstale la otra; al que te quite la capa, préstale también la túnica; al que te pida, dale; al que se lleve de lo tuyo, no se lo reclames; son frases gráficas y también incisivas, externó.

Monseñor Teodoro Gómez aclaró que el poner la otra mejilla no quiere decir que Jesús esté aconsejando resignarse con su suerte, ni mucho menos está predicando la resignación ante la injusticia, sino invitando a no usar la violencia porque esta engendra más violencia, dolor, sufrimiento y más muerte.

“Lo que Jesús nos propone a cada uno es que seamos capaces de renunciar siempre al uso de la violencia y en ocasiones a nuestros propios derechos para demostrar la capacidad de amor de los hijos e hijas de Dios”, añadió.

Por otra parte, preguntó: ¿Cuántas personas vamos encontrando en la sociedad que se gozan del mal del otro, que hacen fiesta?, eso no es humano y peor cristiano, dijo.

El religioso enfatizó que las palabras del evangelio de hoy los invitan a no juzgar para no ser juzgados. “Necesitamos entenderlas también, a la luz de todo el evangelio nos remiten a la tendencia que tenemos de criticar a los demás, a encontrar defectos en las personas, a mirar solo lo negativo e incluso, a condenarlos”.

El obispo refirió que Jesús invita a no condenar, recordó que Jesús no condenó a nadie y no condena a nadie, “nadie nos ha nombrado juez de nadie”.

Según el eclesiástico, Jesús manda a no juzgar ni condenar a nadie, declaró que todos tienen remedio, que no hay nadie sin solución.

Finalmente, subrayó que lo que Jesús propone es un camino nuevo de amor y esperanza porque el único que puede juzgar es Dios y “eso lo hará al final de los tiempos”.