Las direcciones «fantasmas» guían los destinos en la capital de Nicaragua

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Vista de un edificio que funcionaba como cine González en el antiguo centro de Managua hoy, 11 de enero de 2020, el cual se utiliza para dar direcciones en la capital. Si busca una universidad en Managua la encuentra del Transfer una cuadra hacia arriba y una al lago, si quiere un hotel hay uno de donde fue el Banco Central tres a la montaña y una abajo. Ninguna de las referencias existe, pero llegará a buen destino, en la capital de Nicaragua. EFE/Jorge Torres

Managua – Si busca una universidad en Managua la encuentra del Transfer una cuadra hacia arriba y una al lago, si quiere un hotel hay uno de donde fue el Banco Central tres a la montaña y una abajo. Ninguna de las referencias existe, pero llegará a buen destino, en la capital de Nicaragua.

En una ciudad sin nomenclatura, por décadas, los managuas se han acostumbrado a dar direcciones que podría decirse son «fantasmas», ya que a menudo parten de un lugar que ya no existe, y tampoco se basan en calles, ni en puntos cardinales.

Managua, una ciudad cálida y con vistas maravillosas, la falta de centro y de espacios para caminar obliga a usar mapas, pero estos sirven de poco cuando no hay nomenclatura, los puntos de referencia han desaparecido, y no existe norte, sur, este, ni oeste.

«Hay poca cultura de utilizar el norte, el sur, el este y el oeste, como referencia, desde mucho tiempo atrás se utilizaba ‘la montaña, el lago, arriba y abajo'», afirma el taxista Luis Delgado, quien ha llevado y traído gente por las calles de Managua durante 22 años.

Para alguien de Managua es insuficiente que le digan que la Asamblea Nacional queda al este de la Avenida de Bolívar a Chávez, pero si le dicen que está «de donde fue» el Banco Central hacia abajo, inmediatamente se ubica.

«Muchas veces hay usuarios que no saben definir, por esta cuestión de hábito, no usan los puntos cardinales como referencia», sostiene Delgado.

CÓMO NO PERDERSE EN MANAGUA

La primera clave para no perderse en Managua es olvidar los puntos cardinales y dejarse llevar por la geografía, por el Sol y por un taxista como Delgado.

«Arriba es el lado este, donde sale el Sol, y abajo es el oeste, el lago es el lago que tiene Managua precisamente al norte, a la montaña está al costado opuesto», explica.

Desde cualquier lugar de la capital nicaragüense el norte siempre será el «Lago de Managua» o Xolotlán, porque abarca todo el extremo superior de la ciudad, visto en un mapa.

El sur también es fácil de ubicar, porque ahí uno siempre verá «la montaña», es decir, la parte más elevada de Managua, que todavía conserva su verdor. No obstante, hace más de un siglo se le decía «montaña» al volcán inactivo Tiscapa, que al crecer la ciudad quedó en el centro, sin que por eso cambiara la referencia.

Los otros puntos cardinales son más fáciles de ubicar, porque cuando los managuas dicen «arriba» para señalar el este, se refieren a la trayectoria del Sol hacia el cenit. Por la misma razón, el oeste está «abajo».

EL ORIGEN DE TODO

La carencia de nomenclatura en Managua se debe a que es la capital del segundo país más pobre de Latinoamérica, en realidad es consecuencia de dos terremotos que devastaron la ciudad, primero en 1931, y posteriormente en 1972.

Según los historiadores, Managua era una de las ciudades más prósperas de Centroamérica cuando fue destruida por un terremoto de magnitud 6,2 en la escala abierta de Richter, el 23 de diciembre de 1972.

Dicho terremoto, que cobró más de 10.000 vidas, y significó pasar del esplendor a la ruina.

Eso hizo que la gente evitara asentarse en el llamado «el antiguo centro», que por 30 años fue conocido como «los escombros» en honor a su paisaje.

Por años, los managuas temieron habitar aquel centro, convencidos de que la ciudad se vendría abajo 40 años más tarde, lo que dio pie a la creación de nuevos barrios, apenas atendidos al final de la dictadura somocista, y sin ninguna progreso durante la revolución sandinista de 1979 a 1990.

COSTUMBRE SOCIAL

Managua avanzó en su tímido desarrollo en los últimos 30 años, pero sus habitantes todavía conservan la costumbre de las direcciones «fantasmas», al punto que han fracasado los escasos intentos de establecer una nomenclatura.

«Hay jóvenes que se te montan (al taxi) y te dicen: de tal punto, tantas cuadras abajo, tantas cuadras al sur, arriba, o abajo», indica Delgado.

Una de esas direcciones renació cuando el Complejo Judicial de Managua fue construido frente a «donde fue» el cine Margot, que hoy es una iglesia evangélica, pero que conserva el antiguo rótulo.

La que nunca desapareció fue la del edificio González, que en menos de 70 años pasó de ser una referencia conocida como «el Teatro González» (1953), a «donde fue el Teatro González» (1972), al «Cine González» (1980), a «donde fue el Cine González (1990)», aunque hoy es un lugar desocupado.

Delgado asegura que, aun sin un nuevo terremoto, los managuas siguen estableciendo referencias «fantasmas», como «la vuelta de la concha», una marisquería que apareció y desapareció en fechas recientes.

Así son las direcciones «fantasmas» en Managua, una ciudad donde el Palacio de Correos se encuentra de donde fue el Cine González una al lago y una abajo, sin que eso signifique darse un chapuzón.