Tegucigalpa.- La Junta de Dirección Universitaria (JDU) nombró la tarde de este miércoles a Odir Aarón Fernández Flores como rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) para los próximos cinco años.
Desde hace algunos días corrió la versión de pugnas políticas oficialistas para que Fernández fuera nombrado como rector del alma máter.
El nombramiento no toma por sorpresa a nadie, ya que desde hace algunos días se corrió la versión que Odir Fernández dirigiría los destinos de la UNAH en los próximos cinco años.
El propio Fernández salió a desmentir los señalamientos y dijo que “no contaba con padrinos políticos” para influir en su nombramiento al frente de la UNAH.
Los cinco postulantes que aspiraron al cargo de rector fueron: René Antonio Noé Martínez, María Victoria Zelaya, Odir Aarón Fernández Flores, Marco Tulio Medina y Francisco Herrera Alvarado.
Fernández sustituye a Francisco Herrera, que fungió como rector interino desde 2017 tras la salida de Julieta Castellanos que estuvo por dos periodos en la máxima casa de estudios.
Odir Fernández fue por ocho años director de investigaciones del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) y actualmente fungía como coordinador de la maestría en derecho penal de la UNAH.
Fernández nació el 2 de marzo de 1987 en Tegucigalpa, es decir hace 36 años.
Realizó estudios primarios y secundarios en el Instituto Salesiano San Miguel. Se graduó de abogado con un posgrado en Derecho Penal en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Además, posee un doctorado en Ciencias Penales en la Universidad de San Carlos, Guatemala. Desde el 2010 es profesor universitario de Derecho y fue el representante de la UNAH en la Junta Proponente de candidatos a Fiscal General y Fiscal Adjunto del Ministerio Público. Está casado y tiene cuatro hijos.
En su intervención ante la JDU –el pasado viernes– Odir Fernández prometió una universidad científica y bastante incluyente que logre satisfacer las demandas de la sociedad.
Para ello -según Fernández- se debe garantizar la gobernabilidad institucional que va desde la participación de la comunidad universitaria hasta la revisión del estatuto del docente.
Descartó eliminar la Prueba de Aptitud Académica (PAA), aunque sí es oportuno revisarla para que no deje a miles de estudiantes fuera de la universidad pública.
Uno de los retos de las autoridades que hoy asumen debe ser el aumento de la membresía estudiantil a través de procesos tecnológicos, mejorar la currícula y abrir las aulas los fines de semana, desglosó.
Fernández estima que la UNAH debe ser sostenible y amigable con el medio ambiente, ya que sólo en energía eléctrica paga casi 50 millones de lempiras al año.
La investigación -citó Fernández- debe ser fortalecida mediante el uso de la tecnología, igualmente retrató que “no estamos formando gente para que escriba, investigue o promueva investigaciones”.
Formuló la internacionalización de estudiantes mediante programas de intercambio que permitan a la UNAH salir de la cueva en la que se ha mantenido a través de los años. También es fundamental la apertura de nuevas carreras para cubrir la demanda estudiantil.
No ocultó que el Instituto de Previsión de la UNAH tiene una crisis, lo que reclama de manera urgente un programa de rescate de manera sostenible e incluyente.
Remató afirmando que el Consejo de Educación Superior debe generar sinergia con coherencia académica que permitan fortalecer la Universidad de Agricultura y la Universidad Pedagógica.
