Informe de Transparencia de Corrupción demuestra que Honduras está “más que aplazado” en el tema, según asesor del Cohep

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Tegucigalpa.- En el informe más reciente de Transparencia Internacional sobre el Índice de Percepción de Corrupción 2023, Honduras ha lamentablemente consolidado su posición como uno de los países latinoamericanos con mayores índices de corrupción, ocupando el tercer lugar por tercer año consecutivo. El país centroamericano se sitúa únicamente por debajo de Venezuela, con un preocupante 23 de los 100 puntos posibles.

Uno de los aspectos más alarmantes destacados en el informe es el debilitamiento de los controles y saldos en Honduras. La creciente influencia del Poder Ejecutivo sobre el Congreso ha propiciado la designación del fiscal general por parte del Poder Legislativo, un proceso que carece de transparencia y que se ha llevado a cabo de manera ilegal, según señala el documento.

Dentro de la región de Centroamérica, Honduras ocupa el segundo lugar en términos de índice de corrupción, lo que refleja la gravedad de la situación en comparación con sus vecinos. El informe subraya la falta de independencia y transparencia en el Poder Judicial como factores que contribuyen a la corrupción, así como la indebida influencia de élites políticas y económicas en América Latina y El Caribe.

Ante este revelador panorama, el encargado de política económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Santiago Herrera, expresó su consternación por la posición alcanzada por Honduras en el índice.

Herrera señaló que esta clasificación refleja la debilidad institucional y la falta de confianza en las instituciones clave del país, como el Ejecutivo, el Congreso y la Corte Suprema. Subrayó que la confianza deficiente en estas entidades se traduce directamente en una clasificación negativa en términos de corrupción.

El representante del Cohep también hizo hincapié en la relación entre cambios legislativos, abuso e irrespeto a la ley, y la creación de un ambiente general de desconfianza en el país.

Esta desconfianza, según Herrera, se convierte en un caldo de cultivo para prácticas corruptas, lo que destaca la urgente necesidad de abordar las deficiencias institucionales y restaurar la confianza en las instituciones gubernamentales en Honduras.