¡Ha resucitado! Iglesia católica de Honduras rebozó de gozo en Vigilia Pascual

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CORTESÍA

Tegucigalpa.- ¡Resucitó, resucitó, resucito…! fue el mensaje de la Iglesia Católica de Honduras durante la solemne Vigilia Pascual que da por culminado el Triduo Pascual y da paso al Domingo de Resurrección o de pascua como se le conoce en algunos lugares del mundo.

Al repique de las campanas la Iglesia Católica de Honduras rebozó de gozo durante la considerada “madre” de todas las vigilias.

El arzobispo de la arquidiócesis de Tegucigalpa, José Vicente Nácher fue el encargado de presidir los actos litúrgicos de la extensa vigilia que se celebró en la Basílica Menor Nuestra Señora de Tegucigalpa.

Esta vigilia es considerada la celebración más importante del año en la Iglesia Católica por lo que se celebra con una liturgia muy especial, y lo hace con la máxima solemnidad.

En ese orden, se inició con la bendición del fuego o lucernario en el que el arzobispo encendió una fogata y de ella tomó una chispa o brasa con la que se encendió el Cirio Pascual 2023, mismo que de ahora en adelante será encendido en cara celebración eucarística.

Luego se procedió a la Liturgia de la Palabra en la que a diferencia de un rito normal del tiempo ordinario en esta ocasión se leyeron siete relatos del Antiguo Testamento referentes a la salvación de Dios. Las lecturas fueron acompañadas por un salmo responsorial.

Antes de esta Liturgia tuvo lugar el cántico del Pregón Pascual, en esta ocasión interpretado por el sacerdote Cecilio Rivera, vicario de la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa.

En una corta homilía el arzobispo de Tegucigalpa Vicente Nácher señaló que la Vigilia es Importante y extensa, pero la misma termina y se debe retornar a las casas, “ahí es la Galilea de nuestros tiempos, el lugar de la vida cotidiana donde espera el resucitado”.

“Esta vigilia en la que desbordamos de gozo contiene una alegría que supera nuestras expectativas, el resucitado nos precede en Galilea y ahí debemos ir, a nuestros trabajos, amigos y familia porque es ahí donde le podemos encontrar, escuchar, reconocer y discernir”, continuó.

Resumió que en la Galilea de la cotidianidad muchos podrán ver a Cristo a través de cada uno de nosotros. “Corramos a decir a nuestros hermanos que Cristo está vivo”.

Posteriormente se procedió a celebrar la Liturgia Bautismal en la cual se bendijo el agua, se bautizó a los nuevos cristianos de ese año y se renovó los compromisos bautismales de quienes ya recibieron el sacramento que es la introducción de toda persona a la vida cristiana.

Y finalmente se procedió a la Liturgia de la Eucaristía la cual no es común y es considerada especial porque se acompañó de júbilo y alabanzas en memoria de Cristo resucitado.