Gobierno de Xiomara Castro aún no cumple sus promesas y los retos son inmensos, a criterio de Julieta Castellanos 

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Tegucigalpa.- La exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, señaló que el Gobierno de la presidenta Xiomara de Zelaya todavía no cumple con las promesas “estrella” de su campaña, y para los dos años que le quedan en el poder tendrá enormes retos.  

La socióloga recordó que las ofertas fueron simbólicas o de máxima expresión de campaña de Libertad y Refundación (Libre), al prometer la eliminación de las ZEDE´s, la Comisión Anticorrupción (CICIH) y eliminación de peajes, compromisos aún cumplidos y probablemente no se cumplan. 

Si se le consulta a la población sobre temas como: salud, educación, seguridad y empleo, entre otros, solo dan a conocer las inconformidades que hay en los hondureños en torno a todos estos temas, refirió.  

Castellanos vaticinó que los retos de los próximos dos años son “inmensos”, ya que muchas personas consideran que no hay avances en el actual Gobierno. 

Los últimos meses del año pasado marcaron un rumbo que ha creado preocupación en el país ya que “Libre tiene dificultades para mejorar las políticas de empleo y la falta de consensos en la elección de los fiscales del Ministerio Público”, expuso.  

Hay inconformidad de parte de la población en los principales temas que al final son necesidades urgentes de la gente, pero no hay un reconocimiento de parte de los políticos de turno, puntualizó.  

La presidenta de Honduras, Xiomara de Zelaya, cumplió dos de sus cuatro años de mandato entre algunas promesas cumplidas y confrontada con sectores de la oposición y la empresa privada, en un país con altos índices de pobreza, violencia, corrupción y miles de sus compatriotas migrando.  

Castro, quien asumió el poder el 27 de enero de 2022, después de tres períodos consecutivos del ahora opositor Partido Nacional, ocho de ellos bajo el mandato de Juan Orlando Hernández, es la primera mujer que ha llegado a la presidencia del país, que sigue socialmente dividido desde el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 contra su esposo, Manuel Zelaya, cuando la faltaban siete meses para concluir su mandato. 

Su llegada al poder creo muchas expectativas entre los casi 10 millones de hondureños, que la respaldaron con alrededor de 1,8 millones de votos.