Evo Morales cumple un mes en Argentina inmerso en una intensa agenda política

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Buenos Aires, 12 ene (EFE).- El expresidente de Bolivia Evo Morales, que renunció en noviembre tras denunciar un «golpe de Estado», cumple este domingo un mes en Buenos Aires, ciudad que, ante la imposibilidad de volver a su país, ha hecho su base de operaciones para las elecciones de mayo, a las que no se presentará pero para las que trabaja como jefe de campaña de su partido.

El político aterrizó el 12 de diciembre en la capital argentina, junto a algunos de sus colaboradores, y pidió refugio político tras haber estado un mes asilado en México, adonde había huido cuando dejó la Presidencia presionado por las fuerzas armadas.

«Cumplo dos meses lejos de mi Patria querida. Llegamos a #México destrozados, sin embargo hoy estamos con fuerza para retornar a #Bolivia. Esa fortaleza viene del pueblo, de la whipala y la pollera. Lucharemos contra el racismo y discriminación, y recuperaremos la democracia», publicó hoy en Twitter Morales.

Al recalar el político boliviano en suelo bonaerense, el Gobierno de Alberto Fernández dijo que aceptaría darle la condición de refugiado por considerarlo un «perseguido» en su país, aunque le pidió no hacer declaraciones políticas.

«En Bolivia se ha consumado un golpe de Estado producto del accionar conjunto de civiles violentos, el personal policial autoacuartelado y la pasividad del ejército», había dicho Fernández pocas semanas antes de asumir el cargo, el 10 de diciembre, luego de ganar las elecciones al anterior mandatario, el conservador Mauricio Macri.

Ese convencimiento llevó entonces al peronista a invitar al líder indígena a instalarse en Argentina, más cerca de su país y donde ya se habían radicado sus dos hijos, una vez que asumiera la Presidencia.

ACUSACIÓN DE TERRORISMO Y SEDICIÓN

En sus primeros días en Buenos Aires el expresidente tardó en aparecer públicamente y eligió Twitter para criticar al «Gobierno de facto» de Jeanine Áñez -senadora que en medio del vacío de poder asumió la Presidencia interina-, pero ya el 17 de diciembre convocó a los medios para defender su situación.

«De este golpe dos cosas me duelen: asesinaron a compañeros pero también están matando la economía», lamentó el político en referencia a la gestión de su sucesora.

Al día siguiente de esa rueda de prensa, la Fiscalía boliviana libró una orden de detención contra él por presuntos delitos de sedición y terrorismo, lo que en la práctica le impide retornar a su país, ya que acabaría en prisión.

La acusación se basa en un audio en el que supuestamente Morales da órdenes desde México para cercar las ciudades en el país para dejarlas sin alimentos, algo que el expresidente llegó a calificar de «montaje».

«¿De qué me acusa este gobierno de facto? De terrorismo, de sedición, que son temas políticos, nunca me van a acusar de corrupción», señaló en una entrevista con Efe el 24 de diciembre, en la que lanzó un rotundo: «Yo llegué a la Presidencia por la patria y no por la plata».

Morales había renunciado el 10 de noviembre entre las denuncias de fraude por parte de la oposición, que le acusaba de manipular los resultados de los comicios del 20 de octubre, en los que fue declarado vencedor para un cuarto mandato consecutivo.

Tras esas elecciones, en las que la Organización de Estados Americanos (OEA) advirtió de irregularidades, se registraron durante semanas fuertes protestas en las calles y una represión policial y militar que dejó 35 muertos, según la Defensoría del Pueblo.

EL DISEÑO DE LA CAMPAÑA

De forma reiterada, Morales -que aclara que el Gobierno de Fernández solo le aconsejó no opinar sobre política argentina-, dice que su vida y la de sus seguidores corrían peligro si no renunciaba, acusa a Estados Unidos de estar detrás del «golpe» e insiste en que sigue siendo presidente por no haber aceptado aún su renuncia la Asamblea Nacional.

En la charla con Efe, el político aseveró que EE.UU. «no perdonó» que el desarrollo de la industria del litio boliviana estuviera en manos del Estado y fuera de su influencia y subrayó que la orden de detención es «totalmente ilegal e inconstitucional», por lo que volver a su país es «cuestión de tiempo».

Además de conceder una entrevista tras otra, el exmandatario pasa sus días en Buenos Aires reuniéndose con correligionarios que llegan desde Bolivia y configurando la campaña electoral de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), para las elecciones que el Gobierno interino de Áñez prometió convocar este 2020.

El próximo 19 de enero el MAS decidirá en la capital argentina sus candidatos a presidente y vicepresidente para los comicios marcados finalmente para el 3 de mayo, en una terna en la que suenan nombres como los de los excancilleres Diego Pary y David Choquehuanca, el exministro de Economía Luis Arce y el joven político Andrónico Rodríguez.

Además, tres días después, por el Día del Estado Plurinacional de Bolivia, Morales encabezará un multitudinario acto en un estadio porteño, que se presume servirá para lanzar oficialmente la campaña.

«Con seguridad vamos a vencer», subrayó este viernes Morales, a la par que alertó de que puede haber ‘fraude’ por parte de las actuales autoridades provisionales. EFE