Tegucigalpa.- En los últimos meses, numerosos políticos republicanos en Estados Unidos han extendido la idea de que los tiroteos masivos que se producen cada vez con más frecuencia están relacionados con la salud mental, una afirmación que según los psiquiatras es falsa y que solo aumenta el estigma hacia los enfermos.
«Esto evita que hablemos del problema serio que tiene Estados Unidos con la violencia, crea una distracción, y además añade un estigma a las personas con problemas de salud mental», cuenta a EFE Héctor Colon-Rivera, psiquiatra de la American Psychiatric Association.
Así, en lugar de hablar «de tratamientos y de ayudar a estas personas», lo que se logra con este tipo de asociaciones es «aumentar sus miedos a hablar y contar lo que les pasa».
Como hizo tras la matanza escolar de Uvalde, donde en 2022 fallecieron 19 niños y dos profesoras, el pasado mayo el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, no tardaba en asegurar, tras un tiroteo masivo en un centro comercial, que estos hechos violentos están directamente relacionados con los problemas de salud mental.
«Estamos trabajando para abordar la ira y la violencia yendo a su causa raíz, que es abordar los problemas de salud mental que hay detrás», afirmaba el gobernador en una entrevista ante la pregunta de qué se puede hacer para poner fin a los tiroteos masivos. Una opinión que han compartido públicamente figuras como el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, o el senador texano Ted Cruz.
Según la organización Gun Violence Archive, un proyecto sin ánimo de lucro que sigue la violencia armada en Estados Unidos, en lo que va de año se han producido más de 370 tiroteos masivos (los que acaban con cuatro víctimas, sean muertos o heridos, sin incluir al autor del ataque).
«La violencia con armas es un problema gigante de salud pública y la salud mental es otro problema gigante de salud pública. La vinculación entre ellas es bien débil», explica Colon-Rivera.
Luchar contra esta falsa asociación es uno de los objetivos de la organización The Educational Fund to Stop Gun Violence, que en un informe publicado en su página web asegura que «es un error común pensar que las personas que viven con una enfermedad mental son responsables de la violencia armada».
«En realidad, la mayoría de las personas con enfermedades mentales no ejercen violencia contra los demás (…) y tienen más probabilidades de ser víctimas que perpetradores de violencia», afirma la organización en un informe en el que recuerda que uno de cada cinco estadounidenses tiene un problema mental diagnosticado.
Aún así, mientras que Estados Unidos tiene tasas de enfermedades mentales similares a las de otros países, cuenta con tasas mucho más altas de violencia armada, recuerda la organización.
Esta falsa asociación, apunta por su parte la organización National Alliance of Mental Illness, es «un golpe en el estómago» para las personas que tienen problemas de salud mental.
«La gran mayoría de las personas con enfermedades mentales no son violentas, nunca se volverán violentas, y las enfermedades mentales no son responsables en la mayoría de los casos de violencia con armas de fuego», afirma.
Según un informe publicado por el FBI en 2018, en el que se examinó el comportamiento previo al ataque de los perpetradores de tiroteos masivos más cruentos entre 2000 y 2013, solo el 25 % de ellos tenía problemas mentales diagnosticados.
En el informe el FBI asegura que hay una «común pero errónea inclinación a suponer que cualquiera que cometa el acto de disparar debe ser de facto un enfermo mental».
Desde la organización Texas Gun Sense también abogan por acabar con esa falsa asociación, cuenta a EFE su directora general, Nicole Golden. «La salud mental se usa con demasiada frecuencia como chivo expiatorio o como una respuesta muy simple al problema, cuando no lo es», afirma.
Texas es uno de los estados más laxos en el control de armas y el poder de los grupos de presión es enorme. «Son muy activos, están constantemente en el capitolio hablando con legisladores y tienen mucha influencia para bloquear nuestros esfuerzos por que se aprueben leyes con sentido común», explica.
Conscientes del arraigo que tienen las armas en el estado, desde Texas Gun Sense no piden su prohibición sino un «uso responsable y con sentido común» y por ello promueven leyes como la prohibición a menores de 21 años de comprar armas de asalto.
También piden la verificación universal de antecedentes para la venta de armas y las conocidas como «leyes bandera roja», que «separan temporalmente a una persona de su arma de fuego», afirma Golden.
En Texas, denuncia, la incongruencia es doble porque mientras que su gobernador afirma que los problemas de salud mental son los causantes del aumento de la violencia. EFE