El futuro de la misión de OEA en Honduras es incierto a más de un mes de conclusión

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Olban Valladares, excandidato presidencial por el Partido Innovación y Unidad Socialdemócrata (Pinu). EFE/GUSTAVO AMADOR/ARCHIVO

Tegucigalpa – El futuro de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), que depende de la OEA, es aún incierto a más de un mes de que concluya su mandato si el Ejecutivo hondureño no accede a renovarla, tal y como lo piden diversos sectores del país, Estados Unidos y Europa.

La petición de una comisión especial del Parlamento hondureño de no renovar la Maccih ha desatado la polémica en el país centroamericano, donde analistas consideran que diputados salpicados por denuncias de corrupción buscan blindarse.

El excandidato presidencial por el Partido Innovación y Unidad Socialdemócrata (Pinu) Olban Valladares dijo a Efe que el futuro de la Maccih «es incierto» y puede suponer «un mayor resquebrajamiento» del Partido Nacional (en el poder).

En su opinión, la posición del presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, está inclinada a renovar la vigencia del convenio de la Misión después de que conozca los resultados de la evaluación de ese ente.

Sin embargo, el Parlamento hondureño «envía otro mensaje» al pedir la no renovación de la Maccih, bajo el argumento de que ese ente «no ha cumplido, no ha satisfecho los parámetros» establecidos en el convenio suscrito en enero de 2016 y con una vigencia de cuatro años, contados a partir de la fecha de su rúbrica, señaló.

La Maccih se instaló en abril de 2016 y es la primera iniciativa de la Organización de Estados Americanos para combatir la corrupción en un Estado miembro.

Criticó además que el diputado suplente del Parlamento Edwin Gómez presentó dos días después de revelarse el informe de la comisión especial una iniciativa orientada a derogar el acuerdo que dio vida a la Misión.

Pero esa moción presentada por Gómez, militante del Partido Nacional (en el poder), «no es espontánea» y genera «confusión» entre la población, indicó Valladares, un economista y reconocido empresario que nació en 1940, y estudió en su país y Estados Unidos.

Dijo además que es «inaudito» y «absurdo» que se pretenda derogar el convenio de creación de la iniciativa a un poco más de un mes de que concluya la Misión, si el Ejecutivo no decide renovarla.

Valladares se mostró optimista respecto a que el gobernante hondureño prorrogue en enero próximo el texto del convenio de esa instancia.

Los hondureños esperan que el gobernante «ratifique tal y como esta o mejor (el convenio)» con la OEA, de lo contrario se agudizará la crisis social y política que vive el país derivada de un presunto fraude en las elecciones generales de 2017, subrayó.

«Si le reducen las facultades a la Maccih, el Gobierno va a tener a la gente en la calle nuevamente», enfatizó.

Según Valladares, la corrupción ha beneficiado a «dos o tres oportunistas infiltrados en los gobiernos» y no al pueblo «genuino y nacionalista».

La Mesa de Evaluación del trabajo de la Misión invitó el jueves al Gobierno de Honduras y a la OEA a renovar el convenio de la Maccih, lo que también han pedido Estados Unidos y la Unión Europea.

Instalada por el Gobierno hondureño y la Secretaría de la OEA el pasado 13 de noviembre, la Mesa de Evaluación invitó además a «establecer los protocolos que garanticen la eficaz y eficiente administración y cumplimiento» de los objetivos generales y líneas de acción de la MACCIH que consideren necesarios.

Para Josué Murillo, dirigente de la sociedad civil, es «risorio» que una comisión del Parlamento hondureño inste al poder Ejecutivo a no renovar el convenio de la Misión.

La Misión representa «una amenaza» a los intereses de grupos privilegiados de Honduras, especialmente «grupos que operan al margen de la ley y que están siendo promovidos por diputados que también están inmiscuidos en cosas oscuras», dijo a Efe Murillo.

Los hondureños viven en «un mar de incertidumbres» con respecto al futuro de esa iniciativa, enfatizó el representante de sociedad civil.

En su opinión, el gobernante del país debe «decidir ya» sobre el futuro de la Misión y no esperar hasta enero próximo.

Honduras necesita instituciones fuertes que luchen contra la corrupción y, para ello, se requiere «una Maccih», enfatizó Murillo.

De no renovarse la Misión, Honduras volvería a las «prácticas de antaño» y los corruptos seguirán «haciendo feria con el dinero del pueblo hondureño», señaló.

A los corruptos «no les importa el dolor (del pueblo), la miseria que causan, ni el sufrimiento que sus acciones generan» en los hondureños que emigran masivamente porque en el país no encuentran las oportunidades para tener «una vida digna», agregó Murillo.

«No le den el tiro de gracia, dejándola como cualquier adorno de navidad o figura decorativa, necesitamos una Maccih fortalecida», destacó el dirigente de la sociedad civil de Honduras.