El cardenal Rodríguez dice que el poder ciega a las personas

0
586

Tegucigalpa.- “El poder ciega a las personas y piensan que van a estar ahí en la eternidad, pero el poder pasa también y vemos ejemplos en todo el mundo, pero no los queremos aceptar ni vivir», expresó el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga en la homilía de este domingo.

Refirió que ya lo dice el evangelio: de qué le sirve al ser humano ganar todo el mundo si después pierde su vida en lo vacío y banal.

Por eso enfatizó en que vale la pena ordenar la jerarquía de valores y darle valor a lo que en realidad lo tiene que es el sentido de la vida, vivir una vida llena de sentido e indicó que esta solo se llena de sentido cuando hay amor, cuando se da amor, cuando se sirve con amor y cuando se hace el bien.

Servir como Jesús 

El religioso externó que un discípulo de Jesús debe estar disponible y listo para servir como Jesús.

“Tenemos que preguntarnos si las lámparas de nuestra fe están encendidas. ¿Cómo mantenemos encendida la esperanza en nuestro corazón? ¿Cómo no caer en el desencanto, frustración o desaliento?”, planteó.

El purpurado dijo que lo importante es la actitud de los servidores, que estén prestos para abrir la puerta cuando llegue y llame.

“¿Quién es el que llama a la puerta?, Cristo resucitado que viene siempre y todos los días a nosotros y que vendrá definitivamente el día de nuestra muerte”, agregó.

Preguntó ¿Qué significa estar en vela hoy?, respondiendo que es estar despierto, el tiempo de construir, responder, amar y de servir, tiempo de la corresponsabilidad.

Mencionó que uno de los riesgos que amenazan constantemente al ser humano es caer en una vida superficial, mecánica, rutinaria y no estar en vela esperando a Jesús.

Rodríguez Maradiaga alertó a estar preparados porque en la hora en que menos se piense viene el hijo del hombre.

Aclaró que estas palabras del evangelio no son para que se viva en angustia, sino para ser conscientes del momento único que les toca vivir, que no esperen mañana para vivir lo que deben vivir hoy y entregar lo que tengan disponible para amar, servir y hacer el bien.

Finalizó apuntando que la oración a Cristo resucitado puede ser: “Señor, que tú seas nuestro tesoro, el tesoro de nuestro corazón, ilumina nuestros ojos para que podamos reconocer tu presencia en nuestra vida y especialmente en nuestros hermanos más desfavorecidos y luego que tengamos siempre la lámpara de la fe encendida y ceñido nuestro cinturón de amor para cuando tu vengas y para cuando nos quieras llamar a la verdadera vida”.