El 76% de familias desplazadas no tiene ingresos suficientes en Honduras, según estudio de World Vision

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Tegucigalpa.- El informe global, “Niñez hambrienta y desprotegida: los refugiados olvidados”, lanzado este lunes por World Vision, revela el significativo deterioro de las condiciones de vida de refugiados y personas desplazadas en 11 países de todo el mundo, especialmente para los niños y las niñas, donde Colombia y Honduras enfrentan situaciones más precarias y adversas.

World Vision encuestó a refugiados y desplazados internos de países como Colombia, Honduras, Venezuela, Siria y Sudán del Sur. El reporte halló que 82 % no puede satisfacer las necesidades básicas para la supervivencia de los niños y niñas, como la alimentación, servicios médicos o el alquiler. Más de un tercio de los encuestados -35 %- informó que sus hijos habían perdido peso en los últimos 12 meses.

Andrew Morley, presidente de World Vision, advirtió que “los niños y niñas de países frágiles en el mundo se enfrentan a un aplastante tsunami de hambre. Los refugiados y desplazados internamente se encuentran entre los más vulnerables. Nuestro personal está respondiendo ahora mismo en estos lugares; sin embargo, urge más apoyo y financiamiento para seguir esta labor que salva vidas, pues los precios de alimentos se disparan y las comunidades se tambalean por los mortales efectos del cambio climático, los conflictos y la COVID-19”.

La seguridad de los niños y niñas refugiados y desplazados está severamente amenazada. Con solo el 4 % de financiamiento del total de fondos necesarios para proyectos de protección de la niñez a nivel mundial, la Protección figura como el sector humanitario con menos recursos, revela el ente de asistencia internacional para niños y niñas.

Esto sucede cuando la mitad de los niños refugiados y desplazados no tiene acceso a un refugio seguro y el 44 % tampoco a otros servicios de protección, un aumento del 13 % desde 2021. Muchos menores refugiados y desplazados están perdiendo su educación, junto con la protección y el apoyo que provee un salón de clases. El número de familias que informó no tener los recursos para enviar a sus hijos a la escuela se duplicó entre 2021 y 2022.

“La falta de acceso a la educación multiplica los riesgos para la niñez refugiada y desplazada: en primer lugar, riesgos de violencia en el seno familiar o en las comunidades, el ser forzados al trabajo infantil para complementar los ingresos familiares frente a esta crisis, y en consecuencia, la perpetuación de la pobreza y falta de oportunidades a futuro”, expresó Joao Diniz, Líder Regional de World Vision Latinoamérica y el Caribe.

“Latinoamérica no puede darse el lujo de otra generación perdida, como en los ochentas. Por eso es urgente que los donantes, organismos multilaterales y agencias de cooperación contribuyan con fondos para enfrentar la dramática situación de millones de refugiados y personas desplazadas que desesperadamente necesitan ayuda para sobrevivir”, agregó.

“Durante la pandemia las familias del mundo se preocuparon por la falta de educación de sus hijos. Pero eso duró poco, ya que la mayoría de los menores en los países más ricos han regresado a la escuela y a la normalidad. Desafortunadamente, para millones de niños refugiados y desplazados, la educación es una fantasía del pasado a la que quizás nunca regresen. En cambio, muchos enfrentan ahora el matrimonio y trabajo infantil. La injusticia es palpable”, dijo Justin Byworth, Director Global Humanitario de World Vision International.

El informe global encontró que la salud se ha deteriorado: 1 de cada 4 encuestados perdió al menos un miembro de la familia en el último año. Casi la mitad de esas muertes se debieron a la COVID, ya que el acceso a las vacunas sigue siendo desigual. Los países más pobres recibieron solo el 1,4% de las vacunas disponibles desde que comenzó la pandemia, y los niños y las niñas recibieron la fracción más pequeña de esa mínima cantidad.

“A medida que las naciones más ricas del mundo superan la COVID-19 y declaran la pandemia superada, millones de personas desplazadas todavía no pueden acceder a una vacuna y corren alto riesgo”, agregó Byworth.

World Vision alerta, que, a medida que aumentan las necesidades, se recortan los fondos. Específicamente, preocupa que la alta visibilidad del conflicto en Ucrania redirija y recorte la ayuda humanitaria de otros contextos donde las personas desplazadas luchan por sobrevivir, recortando fondos, cancelando subvenciones y aumentando el gasto militar.

En marzo de 2022, por ejemplo, Dinamarca anunció que reorientaría 2,000 millones de coronas ($ 279, 780,140) de ayuda humanitaria destinada a algunas de las crisis de desplazamiento más apremiantes, incluidas Malí, Siria y Bangladesh, hacia los refugiados de Ucrania. Hasta ahora, el Reino Unido ha redirigido 220 millones de libras esterlinas, ($276 millones) para satisfacer las necesidades humanitarias inmediatas en Ucrania.

 “Mientras que el mundo ayuda acertadamente a los refugiados que huyen de Ucrania, instamos también a quienes tienen el poder político para que prioricen también la vida de todos los refugiados y desplazados internos en todo el mundo”, externó Justin Byworth, Director Global Humanitario de World Vision Internacional.

Finalmente dijo “tememos que los fondos asignados para apoyar a los refugiados ahora se estén enviando hacia quienes huyen de Ucrania; limitando los alimentos y la protección que tanto necesita la niñez que lucha por sobrevivir en los campos de refugiados. Todas y todos los refugiados necesitan y merecen apoyo, independientemente del país del que hayan huido. Instamos a los donantes a aumentar los fondos, en lugar de reasignar lo que ya se ha prometido, para que todos los refugiados reciban el apoyo que necesitan”.