Dos terceras partes de los hondureños víctimas de la violencia son jóvenes

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Tegucigalpa, 13 nov (EFE).- De las víctimas de la violencia criminal en Honduras, dos terceras partes son jóvenes, lo que demanda de una respuesta del Estado, dijo este miércoles en Tegucigalpa el director de Incidencia de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), Omar Rivera.

«Dos tercios de los hondureños que mueren son jóvenes, la mayor cantidad de ellos colocados en situación de pobreza», indicó Rivera a Efe durante la instalación de la Cumbre Nacional por la Prevención de la Violencia, auspiciada por la Alianza por la Paz y la Justicia.

Agregó que «el Estado debe tener una respuesta al respecto» y que aunque el abordaje represivo contra las bandas del crimen organizado han dado algún resultado, como la reducción de los homicidios, «eso es insuficiente si queremos continuar en el proceso de garantizar los derechos, especialmente los de las grandes mayorías».

EN DEUDA CON LOS JÓVENES 

Rivera subrayó que se necesita incorporar políticas públicas que incluyan no solo la represión contra las bandas criminales, sino que también haya acciones de prevención de la violencia.

«Hay que hacer esfuerzos significativos, hoy los jóvenes lo han planteado para resolver el problema de la violencia doméstica, la violencia intrafamiliar, la violencia en las escuelas, atender a grupos que históricamente han sido excluidos y para los cuales no existe una respuesta especializada», recalcó.

En opinión de Rivera, también es necesario que fiscales, jueces y policías se preparen más para poder enfrentar el fenómeno de la violencia dirigido a la niñez, adolescencia, juventud y mujer.

Rivera señaló además que la sociedad civil respalda la plataforma de jóvenes del país que reclama mayor presupuesto a políticas públicas de prevención de la violencia.

«Sin duda alguna, el país tiene una enorme deuda, particularmente con los más jóvenes», subrayó.

El evento reunió en un hotel de Tegucigalpa a unas 300 personas, en su mayoría jóvenes de todo el país, entre los que figuraron representantes de seis ciudades que registran altos índices de violencia: San Pedro Sula, Santa Rosa de Copán, El Progreso, Comayagua, Siguatepeque y Tegucigalpa, en el norte, occidente y centro de Honduras.

MÁS EDUCACIÓN Y OPORTUNIDADES

En el evento, al que asistieron la designada presidencial (vicepresidenta), Olga Alvarado, y representantes del Parlamento, organismos de derechos humanos, Policía Nacional y organizaciones de desarrollo no gubernamentales, entre otros invitados, los jóvenes destacaron la importancia de tener más educación y oportunidades. 

La designada presidencial resaltó los esfuerzos que hace el Gobierno que preside Juan Orlando Hernández a favor de la juventud y para reducir la violencia, flagelo que, según fuentes oficiales, deja un promedio de entre once y catorce muertos diarios.

Vicente González, oficial de la Alianza por la Paz y la Justicia, indicó que además de abogar por más educación y oportunidades, los jóvenes demandan «acceso al diálogo, entender y discutir diferentes temas de interés nacional, uno de ellos el de la prevención».

«En Honduras el 60 por ciento de la tasa nacional de homicidios son jóvenes entre 14 y 29 años», enfatizó.

Una de los jóvenes participantes, Liana Valladares, universitaria, natural de Comayagua, dijo a Efe que abogan «por que la mayoría de los jóvenes cuenten con una educación gratuita, que les abran oportunidades, que no haya tantos jóvenes en la calle, al borde de mucho peligro como las drogas, las maras (pandillas)».

Añadió que hay muchos jóvenes cayendo en la violencia, para los que debería de haber oportunidades de trabajo, educación y acceso a actividades artísticas porque «hay muchos talentos en el país».

JÓVENES VIVEN EN DESESPERANZA 

Para el analista y exdiputado Raúl Pineda, el «gran problema» de Honduras, un país eminentemente joven, es que tiene «una juventud sin oportunidades».

«Honduras tiene un enorme potencialidad, tenemos una juventud educada, somos el país con más población bilingüe en Centroamérica, lamentablemente usted no tiene cómo emplear a esos jóvenes, entonces vemos una diáspora hacia España y hacia Estados Unidos», subrayó.

Pineda recordó que solo este año 90.000 hondureños (inmigrantes) han sido expulsados de Estados Unidos, porque en Honduras, un país pequeño, con 9,3 millones de habitantes, no se crean «condiciones».

«De ahí que la juventud de Honduras vive una etapa de desesperanza por la falta de oportunidades de crecer con dignidad y vemos casi 70.000 jóvenes incorporados a la actividad criminal de las maras y entre 18 y 24 años, de la edad promedio de estos jóvenes, el 50 por ciento ni estudia, ni trabaja», agregó.

Pineda considera que es importante hacer una transformación, no necesariamente un cambio de personas, sino en el estilo de gobierno, para que el país pueda generar un ambiente favorable para los jóvenes.

«Somos un país pequeño, sus problemas también son pequeños, pero una minoría corrupta e ignorante, mantiene al país en el primer lugar en inequidad y también en pobreza», apostilló.