La Concesionaria Vial (Covi) que ‘vendió’ la imagen de empresa responsable, capaz de dar mantenimiento a esta carretera con tecnología de punta, fue incapaz de prevenir la tragedia que se estaba gestando en el sub suelo producto de la filtración de corrientes de aguas lluvias.
Esto sucedió a la altura de Santa Cruz de Yojoa, que como es lógico, ralentizó el tráfico por la zona, dado que hubo necesidad, por seguridad, cancela la trocha afectada. Es de destacar que en enero, como cada año, se hablaba de incremento en la tarifa por el uso de esta vía (la única que comunica a la capital con el norte del país).
Pero que de forma inmediata fue desmentido por la Superintendencia de Concesiones, pero quizá solo para calmar los ánimos porque la tarifa sí fue incrementada.
Lo cruel de la historia es que Covi ahí justifica los incrementos anuales, en los costos de operación para mantener la vía en óptimas condiciones. ¿Podrán encontrar otro país estos ‘inversionistas’ en donde el Estado construya las obras y se las entregue a ellos, supuestamente para que le den mantenimiento y que pasen estas cosas sin que pase nada, es decir, que no hay autoridad a la que en realidad rindan cuentas como las leyes mandan.
