Navas, el guardián de la galaxia PSG

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EFE

París – A la galaxia del París Saint-Germain le faltaba una estrella que destacara menos por el brillo mediático de Neymar o Mbappé, pero que diera al conjunto la serenidad adecuada para las grandes citas y la confianza entre los palos para hacer posibles los sueños.

Keylor Navas se ha convertido a golpe de sus fabulosas paradas en la pieza que faltaba en la constelación formada por los propietarios cataríes del PSG.

El portero costarricense, adquirido por unos 15 millones de euros al Real Madrid en 2019, ha aportado el toque llevaban buscando en París durante años: un portero de garantías, una experiencia en las grandes competiciones y un pilar de serenidad en el vestuario.

Tres pájaros de un tiro que aterrizaron en el Parque de los Príncipes gracias al «tico», que se marchó del Santiago Bernabéu para gran disgusto de Zinedine Zidane y para no tener que compartir protagonismo con Thibaut Courtois.

El tiempo ha dado la razón a este fichaje que quedó algo escondido en su momento por las faraónicas cifras de sus antecesores, los 222 millones de Neymar o los 180 millones de Kyliam Mbappé.

Sin embargo, Navas puede rivalizar con ellos en palmarés, gracias a las tres Ligas de Campeones logradas con el Real Madrid (2016, 2017 y 2018), a los que suma numerosos títulos nacionales y unos cuartos de final de un Mundial con Costa Rica.

En todos esos trofeos, el portero ha sabido convertirse en decisivo, sin contar con que todos sus compañeros alaban su sentido colectivo, su idea de grupo y su compañerismo.

Un bagaje que Navas se trajo a París, dando al equipo un equilibrio que no terminaba de encontrar con sus antecesores, el italiano Salvatore Sirigu, el alemán Kevin Trapp o el canterano Alphonse Areola.

Obsesionados con comprar experiencia, los dirigentes cataríes llegaron incluso a atraer a Gianluiggi Buffon, pero ni el cuadragenario aportó la serenidad que buscaban en la meta.

La receta la tenía Navas, con su discreción y su simpatía, que le llevaron a ganarse enseguida un vestuario donde encontró muchos compañeros con los que hablar en español, pero en el que también supo ganarse a compañeros de otros horizontes.

El «tico» se ha convertido en uno de los referentes del equipo, uno de los interlocutores predilectos de la dirección junto con Marquinhos, Kimpembe, Mbappé y Verratti.

Sin contar con que sus actuaciones se han revelado determinantes para llevar al equipo hasta las semifinales de la Liga de Campeones por segundo año consecutivo, una gesta para un club que nunca antes había ascendido tan alto en esa competición.

El costarricense fue decisivo en la vuelta de los octavos de final contra el Barcelona en el Parque de los Príncipes, donde amargó la noche a Ousmane Dembelé y Lionel Messi, con hasta 10 paradas, incluido un penalti al argentino al borde del descanso que secó las esperanzas de remontada de los azulgranas.

En la ida en Múnich volvió a destapar su calidad y se encargó de detener 10 de los 12 lanzamientos entre los tres palos de los germanos, resignados a dejar escapar de su estadio la primera derrota en casi tres años.

Nunca antes un portero había encadenado en Liga de Campeones dos partidos con, al menos, 9 paradas decisivas.

En la vuelta en el Parque de los Príncipes tuvo menos trabajo, pero solo encajó un tanto, lo que permitió al equipo clasificarse para semifinales por tercera vez en su historia, la segunda consecutiva.

Poco importa que algunos le consideren un portero «a la antigua usanza», que su juego con el balón en el pie no sea lo que piden los tiempos que corren. Navas sigue avanzando y ayudando a crecer a los equipos a base de su receta, la serenidad y el compromiso. EFE