Mujica: «No quiero medio país contra medio país, porque nos vamos al carajo»

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El expresidente de Uruguay José Mujica (2010-2015) habla el 14 de febrero de 2020 durante una entrevista con Efe en el interior de su hogar, en las afueras de Montevideo (Uruguay). EFE/Raúl Martínez

Montevideo – El expresidente de Uruguay José Mujica (2010-2015) vuelve este sábado a la política, pero lo hace desde el mismo convencimiento que le hizo abandonarla y no presentarse a la reelección: evitar la polarización entre los uruguayos.

En una entrevista con Efe, horas antes de regresar a su escaño en el Senado, esta vez desde la oposición, confiesa que dio un paso atrás para no contribuir «a polarizar» su país y crear «una grieta» política como la que, en sus palabras, vive Argentina.

Desde la cocina de su finca ubicada en las afueras de Montevideo, el Pepe, como muchos le conocen, interrumpe el lavado de su vajilla para dedicar unos minutos a tomar mate y chalar con Efe.

PREGUNTA: ¿Usted hace dos años dijo «me retiro, quiero descansar un poco». ¿Qué pasó? ¿Se fue el cansancio?

RESPUESTA: Lo que dije fue «cansancio del largo viaje». No es que se haya ido el cansancio, es que yo soy un militante social y político, tengo 71 años de militante.

Entonces, a esta altura es una forma de vida pero soy consciente de mis años y de que el mundo está cambiando aceleradamente ni para mejor ni para peor, sino para distinto. El tiempo que viene es digital, es de dos idiomas, tiene una cantidad de cosas que no son de mi tiempo pero siempre dije que el mejor dirigente no es el que hace más, sino el que deja gente que lo supere con ventaja en el tiempo porque la vida y la lucha continúa.

Hay una parte importante en nuestra sociedad que nos quiere mucho, hace cerca de 20 años que nuestra lista es la más votada en el país y aún perdiendo el obierno curiosamente nuestra lista sigue siendo la más votada (…). Voy a estar en el Senado con mis compañeros jóvenes tratando de impulsar algunas ideas que tengo pero mi suplente es brillante (Alejandro Sánchez), tiene 36 años, y creo que vale la pena abrirle cancha y a algunos otros que están por ahí y es lo que estoy haciendo.

Estoy viejo pero no destruido, la computadora de acá -señala su cabeza- me funciona por ahora, más o menos, y el cuerpo está achacoso pero es un lujo para la vida que he tenido, es maravilloso llegar a los 85 años y no estar lelo, subirse arriba del tractor y todo lo demás. De vez en cuando tengo calambres, dolor de rodillas y todas cosas de viejo pero yo debo de gritarle gracias a la vida.

P: ¿Dudó de presentarse de vuelta en la lista?

R: Yo estuve muy presionado para ser candidato a la Presidencia y no quise. No quise no solo cascoteado (golpeado) por mi edad y la experiencia, yo no quería contribuir a polarizar el país. Yo no quiero un país como en la Argentina, con la grieta, medio país contra medio país. No quiero, lo detesto, porque somos un país de cuatro gatos locos, tres millones y poco.

No podemos darnos el lujo de tener medio país contra medio país porque nos vamos al carajo y renuncié porque yo sé que polarizaba. Lamento que me parece que hay gente que no se da cuenta de eso, el peor veneno de este país es la polarización. Veremos lo que pasa.

P: Usted decía que tiene algunas ideas para esta legislatura, ¿Hacia dónde apuntan?

R: Estamos en un cambio del capitalismo en la época que vivimos, lo que más crecen económicamente en el mundo son las empresas trasnacionales.

Nuestras burguesías nacionales son familiares, no pueden competir con ellos. ¿Y qué les pasa? se ponen de rentistas, compran un pedazo de campo y lo alquilan, compran unos apartamentos y los alquilan o hacen inversiones en bonos, no emprenden en empresas que multipliquen la riqueza.

El Uruguay tiene 24 mil millones de dólares de plata fuera y estamos pidiendo que inviertan acá, ¿por qué? porque esa burguesía no puede competir con esos equipos.

Creo que la respuesta es la que tienen los chinos o los vietnamitas: el Estado tiene que transformarse en socio minoría, dejar que líos privados administren pero en lugar que invierta un banco o accionista, que invierta el Estado, que tenga una parte, un 30 o 40 % y de ahí saca renta, para que lo entiendan va a ser difícil.

P: Esta legislatura es bastante distinta a lo que viene siendo normalmente porque hay mucho recambio y nuevas figuras. ¿Cómo ve este nuevo plantel de legisladores?

R: Al principio la van a chambonear (equivocarse) un poco, van a tener que agarrar oficio pero bueno son las leyes del juego. Estoy preocupado porque me da la impresión de que el presidente nuevo (Luis Lacalle Pou – Partido Nacional) no confía un carajo en nadie y se mete en todo.

P: ¿Ni siquiera en su propio equipo de la coalición confía? ¿Le ve poca vida a la coalición?

R: No estoy hablando de los adversarios, porque hay una cosa que es la información oficial y después está la oficiosa que corre por abajo que es jugosa también. No es que le vea poca vida, me parece que empieza a haber una confusión, que gobernar es mandar, y gobernar no es mandar Autoridad no es autoritarismo, pero ojalá que me equivoque, todas estas son cosas que aparentemente se empiezan a percibir, ojalá que me equivoque.

P: ¿Qué le parece el hecho de que Lacalle Pou no haya invitado a su asunción presidencial del 1 de marzo a Venezuela, Nicaragua y Cuba? ¿Piensa que eso fue algo que salió de él o de la coalición?

R: Venezuela no iba a venir ni en pedo (ni de broma), porque no va a ningún lado de eso, Nicaragua no sé. Con Cuba es un error muy fuerte porque están cayendo en lo que nos criticaban a nosotros, están haciendo discriminación ideológica. Decían que nosotros discriminábamos pero yo fui a la Antártida con (Sebastián) Piñera, traté de darle una mano a (Juan Manuel) Santos en el proceso con Colombia.

Y hasta en su momento cuando hablé con (Barack) Obama fui a hablar con el presidente de Cuba preocupado por la suerte de un ciudadano norteamericano, que estaba preso. (…) Yo nunca fui prisionero de las cuestiones ideológicas, traté de cultivar lo más que pude la relación con la gente pensara lo que pensara.

P: ¿Cree que es decisión de Lacalle o de la coalición?

R: Es de Lacalle. Supongo yo.

P: ¿Qué se espera de estos 5 años?

R: El que da las cartas es el Gobierno. No quiero una polarización pero para bailar se precisan dos.

Si desde el Ejecutivo se quiere imponer una polarización va a haber polarización. Es detestable, pero va a haber. Pero por ahora es apenas un temor. Sí, creo que puede haberlo por cosas que he sabido.

P: ¿Le preocupa que eso suceda más desde el nuevo oficialismo o desde la oposición del Frente Amplio?

R: No, el que da las cartas es el Gobierno, la actitud del Gobierno define en parte la actitud de la propia oposición porque si a usted le escupen en la cara y lo quieren pisotear usted no tiene más alternativa que pelear. No es que usted quiera, es que se lo imponen y esta puede ser la torpeza porque eso le va a crear problemas al país. Por eso le dije que gobernar no es mandar, mandar se puede mandar en un cuartel, orden cerrado, pero en una sociedad no se puede mandar a capricho.