Monseñor Vicente Nácher insta a a los hondureños a vivir con amor, justicia y verdad

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Tegucigalpa.- La homilía de monseñor Vicente Nácher fue dirigida este domingo a los hondureños olvidados del orden social y económico, así como a los otros olvidados en las duras encrucijadas de la vida, a quienes invita a llevar siempre el traje del amor, el respeto y la ternura, así como a vivir con justicia y verdad.

En el vigésimo octavo domingo del tiempo ordinario el jerarca de la Iglesia Católica en Honduras recordó que participar en un banquete y la posición en el mismo confería en la época de Jesús, un estatus social, “como a veces sigue ocurriendo en estos tiempos”, señaló.

Este mes de octubre se realiza el Sínodo en el Vaticano, donde los participantes están sentados en mesas redondas, unidos por la unidad bautismal, que según Nácher de alguna manera dicha disposición del espacio evoca el banquete del que habla el evangelio de hoy.

En el mensaje leído por el padre Orvin David Morales, en la Catedral  Metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, destacó que el banquete del reino no es importante por los invitados sino por el quien invita, Dios mismo. “El Señor invita a quien no puede devolver el favor, a los que otros olvidan en las duras encrucijadas de la vida y así los últimos pasan a ser los primeros”, aseveró.

“También hoy algunos de nosotros se resisten a un reino de Dios entendido así, donde los olvidados del orden social y económico están sentados a nuestra mesa o deberíamos decir, nosotros invitados a la suya ya que es la mesa de Jesús”.

En su homilía, el pastor católico señaló que “tristemente, algunos pocos miran bien a que misa van o no van para no tener que sentarse junto a los excluidos, temiendo ser confundidos con ellos”.

Asimismo afirmó que no solo basta con asistir al banquete eucarístico, “debemos además vestir un estilo de vida consecuente con lo que celebramos, llevando siempre el traje del amor, el respeto y la ternura”, refirió.

«No basta estar bautizado y haber hecho la primera comunión, el Señor que nos ha llamado a su mesa, nos ha revestido de su Espíritu, y -nos atrevemos a decir que- nos ha dado a los cristianos dos trajes, ambos importantes y dignos: el “de gala”, para participar los domingos en el banquete celestial de la misa, y otro “de trabajo”, para que toda la semana vivamos con justicia y verdad, yendo a los cruces de los caminos a decirles a los alejados y desanimados, que en las mesas (diversidad) del banquete de Dios (comunión) hay sitio para todos», dijo.