Tegucigalpa.- Desde el altar de la Iglesia Catedral San Miguel Arcángel, monseñor José Vicente Nácher, arzobispo de Tegucigalpa, advirtió én la Homilía dominical a la feligresía que la tentación siempre buscará aprovecharse de la debilidad humana.
Para ello aseguró que creará necesidades ficticias y ofrecerá soluciones engañosas. Durante su mensaje, enfatizó que la victoria sobre la tentación se encuentra en la fe y la humildad, recordando que Cristo mismo enfrentó estas pruebas en el desierto.
Nácher explicó que muchas veces las tentaciones no son evidentes, sino que se disfrazan de algo aparentemente bueno.
«Cuántas necesidades creemos tener y no lo son, han sido creadas. La tentación introduce su falsa atracción en nuestras pasiones, en nuestras aspiraciones de poder y en nuestro deseo de apariencia», afirmó Nácher.
El arzobispo advirtió que el maligno busca seducirnos con placer, poder y fama, tal como lo intentó con Jesús en el desierto.
«No son muy diferentes nuestras tentaciones de las que enfrentó Cristo. El demonio siempre tratará de ofrecernos un camino rápido y fácil, pero es una trampa».
La verdadera victoria: aceptar la fe y las limitaciones
Monseñor Nácher enfatizó que la victoria verdadera no radica en evitar la tentación, sino en enfrentarla con fe.
«Jesús no solo nos comparte su triunfo, sino también el camino hacia él. La aceptación de nuestras limitaciones y la fe plena en Dios nos fortalecen en la batalla espiritual», expresó.
El arzobispo indicó que cuanto más se esfuerce un alma en ser fiel a Dios, mayor será la insistencia del enemigo en desviarla del camino.
«Es un combate peligroso y exige sacrificios, pero en él no estamos solos. Caminamos junto a otros peregrinos, porque de manera aislada sería imposible vencer», resaltó.
La lucha contra las insidias del mal
Durante su mensaje, el arzobispo recalcó que la lucha contra el mal no debe verse como un esfuerzo individualista, sino como una misión colectiva para la transformación de la sociedad.
«No se trata solo de dominar nuestros instintos y renunciar a posiciones de dominio o fama. Es un camino de libertad y un aporte a una sociedad más justa y alineada con el designio divino», aseguró.
Asimismo, advirtió sobre la relativización del bien y del mal en la sociedad actual. «La tentación original consistió en presentar el mal con apariencia de bien. Hoy, en una época donde lo artificial se disfraza de natural, debemos estar alerta», agregó.
Las armas para la batalla espiritual
Monseñor Nácher instó a los fieles a afrontar este tiempo de Cuaresma con ayuno, oración y limosna, herramientas esenciales en la batalla espiritual.
«No nos asustemos si llega el combate. La Iglesia nos ofrece estos tres instrumentos porque fueron los mismos que utilizó Jesús para vencer en la debilidad de la Cruz», concluyó.
La feligresía escuchó con atención el mensaje del arzobispo, quien llamó a vivir esta Cuaresma con una renovada conciencia sobre las tentaciones del mundo y la importancia de mantenerse firmes en la fe.
Con una Catedral llena, el mensaje resonó como una invitación a no dejarse engañar por las ilusiones del mal y a seguir el camino de Cristo con valentía.