Tegucigalpa.- Con el inicio del Miércoles de Ceniza, la comunidad cristiana marca el comienzo de la Cuaresma, un período de cuarenta días de oración y reflexión en preparación para la Semana Santa. Este día, la imposición de ceniza sobre la frente de los fieles es un recordatorio simbólico de la mortalidad humana y un llamado a la conversión.
El Padre Juan Ángel López, Párroco de la comunidad Sagrado Corazón de Jesús de Tegucigalpa, enfatiza que la práctica de recibir la ceniza es un acto significativo pero no obligatorio, y su propósito es profundizar en el compromiso de cada individuo con la fe y la renovación espiritual.
Aunque muchos pueden percibir la imposición de ceniza como un gesto de buena suerte o temer una consecuencia negativa por no recibirla, los sacerdotes aclaran que su significado va más allá de las supersticiones y se centra en el llamado a una vida de conversión y renuncia al mal.
El ritual incluye la frase «del polvo eres y en polvo te convertirás», recordando a los fieles su dependencia de la voluntad divina y la fugacidad de la vida humana.
En cuanto al ayuno, la Iglesia Católica lo recomienda durante la Cuaresma como una práctica de penitencia y preparación espiritual para la Semana Santa. Según el Código de Derecho Canónico, se requiere ayuno y abstinencia de carne en el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, así como la abstinencia de carne todos los viernes, a menos que coincidan con una solemnidad.
En este día, las iglesias ofrecen múltiples horarios para la celebración de la Eucaristía y la imposición de la ceniza, permitiendo a los fieles participar en este importante rito litúrgico. El Miércoles de Ceniza marca el comienzo de un período de reflexión y renovación espiritual para la comunidad cristiana en todo el mundo.
