Santa Cruz de La Palma.- La lava del volcán de la isla española La Palma alcanzó este lunes el mar por un tercer punto, por encima de la fajana que formó la erupción del volcán San Juan (1949).
Esta lava va casi pegada al delta lávico que ha sepultado recientemente la playa de los Guirres, según informó a Efe Vicente Soler, vulcanólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Precisamente la línea de la costa en la playa de Los Guirres (Tazacorte) ha avanzado -desde la zona original- unos 30 metros hasta unirse con el delta lávico.
La superficie afectada por la erupción volcánica se eleva ya a 1.019,79 hectáreas, 1,12 hectáreas más que en la última actualización.
La emisión de dióxido de azufre asociada al penacho volcánico sigue siendo alta, a pesar de que en las últimas horas ha disminuido respecto a jornadas anteriores, según el Departamento Nacional de Seguridad.
Los científicos que analizan la erupción del volcán de Cumbre Vieja estiman que el descenso en los niveles de dióxido de azufre y en los seísmos a profundidad intermedia podría indicar que el sistema volcánico cada vez tiene menos energía, aunque son partidarios de esperar a que los valores se mantenga en el tiempo para augurar un próximo final de la erupción.
Mientras, el ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, pidió este lunes a la Comisión Europea que movilice ayudas para los agricultores afectados por el volcán.
«La situación en lo que se refiere a 2021 está salvada en cuanto al cobro de ayudas», pero la CE debería habilitar ayudas si la erupción sigue en 2022, no solo pensando en los daños provocados por las cenizas sino también en las hectáreas cubiertas por la lava, explicó Planas en declaraciones a la prensa, a su llegada a un Consejo de ministros de la UE de Agricultura y Pesca.
«Tendremos aún que discutirlo con la Comisión Europea», dijo el ministro, que consideró que hay «mecanismos» a nivel comunitario para habilitar este tipo de apoyo que se destinaría a plantaciones de plátano, viñedos, aguacates, cítricos y explotaciones ganaderas, que han perdido sus alojamientos, instalaciones y superficies de pasto. EFE