Buenos Aires, 9 feb (EFE).- Argentina afronta una nueva semana clave para su economía con la llegada de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) para avanzar en la renegociación de la deuda luego de que la exmandataria y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), instara al organismo a realizar «una quita sustancial».
La delegación del FMI arribará al país el mismo día en que el ministro de Economía, Martín Guzmán, se presentará ante la Cámara de Diputados para explicar los lineamientos generales de la negociación que lleva adelante tanto con el Fondo como con los acreedores internacionales.
Fernández de Kirchner afirmó este sábado que el préstamo por 56.300 millones de dólares, de los cuales se desembolsaron 44.000 millones, que recibió el Gobierno del conservador Mauricio Macri (2015-2019) «no sólo es el más importante de la historia del Fondo Monetario sino que se otorgó incluso violando el propio estatuto del FMI».
«Las normas deben ser respetadas por todos», sostuvo la vicepresidenta durante la presentación de su libro «Sinceramente» en la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Así como «el deudor va a respetar las normas, por lo menos (el Fondo Monetario Internacional) debería establecer una quita sustancial porque hizo un préstamo por fuera de la historia del FMI, comprometiendo el 60 por ciento de la capacidad prestable del organismo y se hizo violando obligaciones que tiene el propio Fondo», subrayó la exmandataria, quien durante su gestión no permitió que el organismo multilateral auditara las cuentas argentinas.
Hasta ahora, el Gobierno había evitado hablar de las condiciones de reestructuración de la deuda y de si a la postergación de los plazos de pago se sumaría una quita.
Fernández de Kirchner agregó así presión a las negociaciones ya iniciadas por Guzmán, quien se reunió el martes pasado durante más de dos horas con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en Roma, y a los apoyos que recibió el presidente Alberto Fernández durante su reciente gira por Europa, entre ellos los de España, Alemania y Francia.
El mandatario sumó además el viernes el respaldo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien le aseguró que podrá contar con él en las negociaciones.
De acuerdo a datos de la Secretaría de Finanzas, a finales de diciembre último la deuda bruta de Argentina ascendía a 323.177 millones de dólares, de los cuales unos 194.000 millones de dólares corresponden a deuda en títulos públicos de mediano y largo plazo.
El Gobierno argentino aspira a concluir el proceso de renegociación de la deuda externa para fines de marzo, un plazo demasiado ambicioso para los analistas económicos, en particular luego del fracaso que sufrió días atrás la provincia de Buenos Aires en su intento por postergar por tres meses el pago de un bono por 250 millones de dólares al no conseguir el 75 % de adhesión de los tenedores del título.
Para evitar que el distrito más rico y poblado de Argentina entrara en «default» en medio de la renegociación de la deuda del Gobierno nacional, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, del mismo color político que el presidente Alberto Fernández, decidió pagar con recursos propios el vencimiento.
Tampoco tuvo gran éxito la semana pasada el lanzamiento de un canje voluntario del bonoAF20, conocido también como «Bono dual», un título emitido en julio de 2018 y que caduca el próximo jueves, con un vencimiento por un total de 105.000 millones de pesos (unos 1.670 millones de dólares), ya que sólo logró cambiar el 10 %.
Frente a este exiguo resultado, el Gobierno licitará este lunes tres letras del Tesoro para sumar recursos que le permitan financiar gran parte del vencimiento del «Bono dual» que se deberá pagar el jueves.
«Resolver el tema de la deuda es una condición necesaria para que podamos crecer», advirtió el presidente, quien desde su asunción el pasado 10 de diciembre apuntó a restaurar la sostenibilidad del endeudamiento argentino.
Por ello, los próximos días serían decisivos ya que el ministro de Economía deberá explicar el proyecto de reestructuración de la deuda, en momentos en que los bonistas reclaman que Argentina presente su plan económico para tener un poco más de certidumbre de cara al futuro.
El país suramericano está sumido en una recesión desde abril de 2018 que agravó la crisis social, con más de un tercio de la población en la pobreza y un aumento del desempleo por encima del 10 %.
El mandatario fue reticente a revelar los lineamientos de su política económica durante su reciente visita a Francia.
«No es verdad que no tenemos plan, es verdad que no lo contamos. Y no lo contamos porque estamos en plena negociación. Sería descubrir las cartas: estamos jugando al póquer y no con chicos. Tenemos que hacerlo bien, con inteligencia, pero el plan es volver a poner en funcionamiento la economía argentina», sostuvo.
Algunos detalles comenzarán a ser revelados con el arribo de la misión del FMI, que vendrá a auditar las cuentas públicas, las perspectivas de crecimiento, las políticas oficiales para controlar la inflación, que en 2019 alcanzó un 53,8 %, y si habrá un plan de ajuste fiscal.
La delegación del FMI estará presidida por el encargado del caso argentino, Luis Cubeddu, quien ya desempeñó ese mismo cargo entre 2002 y 2004.
«La misión se enfocará en cooperar con las autoridades argentinas en términos de entender el marco de política económica y poder hacer nuestras proyecciones sobre el país, al entender mejor las medidas que se están tomando para mejorar la situación de la pobreza y reactivar la economía», precisó en enero el auditor regional del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner.