Jerusalén, 6 ene (EFE).- Israel, enemigo acérrimo de Irán, se mantiene en segundo plano y muestra discreción tras el ataque de EE.UU. que mató al general iraní Qasem Soleimaní hace tres días, aunque según los analistas con este ataque se ha librado de uno de los principales estrategas militares en su contra en la región.
Su perfil bajo «es por razones de inteligencia» y para «no caer en el juego de Teherán, que le culpa de todo aquello que sucede» en Oriente Medio, cuenta a Efe el experto militar israelí Eran Lerman.
Israel «tiene un papel menor» en la escalada por el ataque selectivo en Bagdad que acabó con la vida del comandante de la Guardia Revolucionaria y del vicepresidente de las milicias chiíes iraquíes Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes.
«No tiene sentido que se inmiscuya con una posición destacada», sostiene a Efe el analista Benjamin Miller, que asegura que «ahora la batalla clave se libra en Irak».
Pese a la venganza prometida por Teherán, Miller ve «improbable» que los persas tengan el blanco puesto en Israel, máximo aliado de los norteamericanos en la región.
«Podría ser un objetivo, pero conocen su poder militar y de disuasión», asegura el mismo, en referencia a los ataques contra posiciones iraníes y de sus milicias aliadas en Siria, donde Irán apoya el régimen de Bachar al Asad, lo que ha provocado bombardeos israelíes para repeler su presencia estos últimos años.
Ante la tensión, las autoridades israelíes tomaron medidas de seguridad este pasado viernes para protegerse de una posible represalia.
Este fin de semana, indicó una portavoz militar a Efe, el Ejército autorizó la reapertura del Monte Hermón (en los Altos del Golán ocupados a Siria), que se había cerrado a los visitantes por precaución, ya que en el pasado fue objetivo de proyectiles desde territorio sirio.
Esta vez la cuestión iraní también ha causado pocas reacciones oficiales del liderazgo israelí.
El primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu, conocido por su retórica contundente contra Teherán, apoyó el ataque de EE.UU. contra Soleimaní en unas cortas declaraciones el viernes y el domingo, pero no ha tratado más el asunto.
A consultas de Efe, su oficina declinó hoy hacer comentarios.
Según medios locales, el Ejecutivo debe valorar este lunes los escenarios en el Gabinete de Seguridad, y el mandatario ha pedido a sus ministros que sean discretos y no hablen al respecto.
Pero pese a su silencio, destaca Miller, las autoridades perciben «con satisfacción» la muerte de Soleimaní, que estaba encargado de las operaciones en el extranjero de los Guardias de la Revolución iraní (IRGC), y supervisaba a sus grupos aliados en Irak o Siria.
«Lideraba la coalición en contra de Israel» y se ocupó de desplegar a milicias chiíes en la región «para rodear el país», por lo que constituía «una amenaza» estratégica que ahora es menor, y el aparato de seguridad lo considera una jugada a su favor.
Además, agrega, la reciente acción de EE.UU. podría significar el inicio de un cambio de posición sobre Teherán favorable a Israel.
«Parecía que los israelíes estaban solos contra Irán» en la región, «pero ya no parece así», aunque matiza, las políticas del presidente estadounidense, Donald Trump, son impredecibles y hará falta ver como se desarrollan los acontecimientos.
Con todo, Lerman advierte que Israel deberá seguir en alerta: se entra en una etapa de «aguas turbulentas» en las que reinará la inestabilidad, y no descarta que milicias proiraníes en Siria o el grupo Hizbulá en Líbano disparen contra territorio israelí para ejecutar la venganza de Irán, aunque lo ve poco probable.
También podría suceder desde la Franja de Gaza con el grupo Yihad Islámica, que cuenta con respaldo iraní, y que se enfrentó a Israel en un fuerte repunte de violencia este pasado noviembre.
Ismail Haniye, el jefe político del movimiento islamista Hamás, que controla el enclave, asistió hoy al masivo funeral de Soleimaní en Teherán, lo que demuestra sus estrechos vínculos en el llamado Eje de la Resistencia contra EE.UU. e Israel.
Aún así, no ha habido evidencias de que las facciones palestinas de Gaza quieran escalar la tensión sobre el terreno, y Hamás parece comprometido a mantener los acuerdos de calma con Israel, que por ahora contempla la última escalada de la región con precaución y desde la lejanía. EFE