Honduras es el país latinoamericano que más depende de las remesas, según el portal Americas Quarterly (AQ)

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Tegucigalpa.- Casi el 29% del Producto Interno Bruto (PIB) de Honduras corresponde a remesas, el porcentaje más alto en América Latina, y esta cifra se ha duplicado en la última década (2012-2022), según el portal Americas Quarterly (AQ).

Si bien las remesas proporcionan un apoyo económico vital, generando reservas de divisas fuertes y permitiendo que las familias cubran sus necesidades básicas como alimentación, vivienda, salud y educación, también reducen el incentivo del gobierno para ofrecer servicios básicos y abordar los problemas de migración, desempleo y crimen.

Este fenómeno, conocido como la «trampa de las remesas», mantiene a Honduras y a su gobierno con soporte vital, pero a un alto costo, según describe el medio especializado.

Acciones del Gobierno contra flagelos

La presidenta Xiomara Castro se comprometió a establecer una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH) a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aunque no hay una fecha específica para su implementación, ya existe un memorándum de entendimiento y se espera que el próximo 9 de julio llegue una misión de expertos al país para trabajar en ello.

Para abordar el problema del crimen, el gobierno ha fortalecido el papel de las Fuerzas Armadas en funciones de seguridad. Sin embargo, esto ha generado preocupación en organizaciones nacionales e internacionales en relación con la integridad de las garantías constitucionales y los derechos humanos. También hay inquietud sobre la capacidad de las cárceles para hacer frente al aumento de arrestos debido al estado de excepción vigente en 123 municipios de Honduras, así como el establecimiento de toques de queda en las ciudades de San Pedro Sula y Choloma, en Cortés.

Por otro lado, la presidenta Castro ha establecido relaciones diplomáticas con China, cortando así los lazos con Taiwán, su socio durante ocho décadas. El objetivo es atraer inversiones y llevar a cabo proyectos de infraestructura, incluida una posible represa hidroeléctrica, con el fin de impulsar el desarrollo económico y reducir la migración.

A pesar de estas acciones, los hondureños continúan abandonando el país, lo que incrementa el flujo de remesas. Según el Instituto de Política Migratoria, en 2019 había cerca de medio millón de hondureños indocumentados viviendo en Estados Unidos, lo que equivale aproximadamente al 5% de la población de Honduras.

Si bien la recepción continua de remesas actúa como una válvula de seguridad que alivia las presiones socioeconómicas que impulsan la migración, esta trampa de las remesas perpetúa un ciclo en el cual la migración sigue siendo la opción preferida para aquellos que buscan mejores oportunidades en el extranjero, en lugar de invertir en la creación de dichas oportunidades en su propio país.

Aunque las remesas ayudan a sostener el consumo privado y representan la única fuente de ingresos para muchas familias, el problema radica en recibir grandes flujos de divisas sin aumentar la productividad, crear empleos en sectores clave como la agricultura, la manufactura y el turismo, o capacitar a una fuerza laboral más calificada.