La presidenta Xiomara Castro obtuvo la calificación más baja de su mandato en el más reciente Sondeo de Opinión Pública (SOP) elaborado por el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús (ERIC-SJ). En una escala del 0 al 10, los hondureños otorgaron a su gestión una nota promedio de 4.13, reflejando un aumento en la percepción negativa de su gobierno en este tercer año de administración.
El informe, presentado este martes en Tegucigalpa, también revela un panorama social marcado por miedo e incertidumbre sobre el futuro del país, así como un creciente desencanto hacia las instituciones públicas, especialmente aquellas vinculadas al sistema democrático.
“La percepción negativa expresada en esta calificación está relacionada con el desgaste acumulado en estos años, especialmente en su imagen pública”, señala el estudio. El 37.1 % de los encuestados considera que la imagen de la presidenta ha empeorado, mientras que el 48.7 % cree que sigue igual.
Desconfianza institucional y escepticismo democrático
El sondeo subraya la profunda desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones políticas. Los partidos políticos concentran el mayor rechazo con un 79.7 % de desconfianza, seguidos del Congreso Nacional (79.9 %) y el Consejo Nacional Electoral (76.8 %).
Además, el 62.5 % de los consultados considera que las recientes elecciones primarias e internas debilitaron la democracia, frente a un 31.6 % que opina lo contrario.
Participación electoral pese al escepticismo
A pesar del descontento generalizado, el compromiso ciudadano con la democracia se mantiene: 8 de cada 10 hondureños aseguran que sí participarán en las Elecciones Generales previstas para el 30 de noviembre.
En cuanto a las proyecciones partidarias, el 39.1 % cree que el Partido Liberal ganará los próximos comicios, seguido por Libertad y Refundación (Libre) con el 25.6 % y el Partido Nacional con el 23.2 %.
Otro dato relevante es el rechazo a la reelección legislativa: el 73.4 % de la población se opone a que los actuales diputados sean nuevamente postulados, una señal de hartazgo hacia la clase política.