El país, inmerso en una tercera ola de la pandemia y con restricciones sanitarias aplicadas en todo el territorio, tiene además 5.924 pacientes ingresados en cuidados intensivos, con 501 nuevas admisiones en el último día.
Pese a los malos datos, el presidente, Emmanuel Macron, reunió este jueves al Ejecutivo para examinar varias opciones de cara a la reapertura del país a partir de mediados de mayo, una forma de mostrar a los franceses una luz al final del túnel.
En total, 30.668 permanecen hospitalizados en el país y en las últimas 24 horas hubo 2.062 admisiones, que con las altas resulta en 200 pacientes menos que el miércoles.
Con la aceleración de la campaña de vacunación en las últimas semanas, que ha permitido que 16,2 millones de personas hayan recibido al menos una dosis y 4,2 millones las dos, el Ejecutivo confía en proteger a la población más frágil y frenar el impacto de esta tercera ola.
Desde finales de octubre, bares, restaurantes, cafés, cines, museos, teatros, gimnasios y otros centros de encuentro permanecen cerrados, y al confinamiento del último trimestre de 2020 le siguió un toque de queda a las seis de la tarde que en marzo pasó a las siete de la tarde.
Sin embargo, los datos de la ola que atraviesa el país en la actualidad son peores que los de la segunda, cuando el pico de enfermos en ucis se situó en 4.900, a las puertas de la saturación.
Con 5.000 camas en tiempos normales, los hospitales franceses se encuentran ocupados por encima de su capacidad, aunque el Gobierno insiste en que todavía no se ha alcanzado el pico de esta tercera ola. EFE