Cuando viajas por Holanda es fácil notar tres cosas: no hay basura en la calle, a las afueras de las estaciones de tren está plagado de bicicletas y no hay perros en situación de abandono.
Holanda tomó el control de los animales desplazados realizando esterilizaciones pagadas por el gobierno, siendo más del 70% de los perros esterilizados. Además subieron los impuestos en la compra de perros de raza logrando un impacto social: ¡No hay perros abandonados en sus calles!
La medida tuvo tanto impacto que ahora la policía está encargada de velar por la seguridad y protección de los caninos y otras especies. La sociedad por su parte abrió las puertas a los negocios para que los dueños puedan sentarse cómodamente con sus mascotas a degustar de un buen día juntos.
Los holandeses no serán las personas más cálidas en su trato, pero son dignas de admirar al realizar acciones que impactan y transforman a su sociedad.
Con información de Viajero Peligro