El fútbol lleva a las gradas la turbulencia de la crisis social en Chile

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Manifestantes participan durante las protestas contra el gobierno del presidente, Sebastián Piñera, tras el asesinato a manos de la policía de un hincha del equipo nacional de fútbol Colo Colo, en la Plaza de la Dignidad, en Santiago (Chile). EFE/Alberto Valdés/Archivo

Santiago de Chile – Las gradas de los estadios chilenos reflejaron en este inicio de temporada la turbulencia de un país en plena crisis social, que detonó el pasado octubre, y que viró al mundo del fútbol tras la muerte de un ultra del Colo Colo atropellado por un camión policial tras el arranque de la liga.

Un campeonato que comenzó con el presentimiento de que las protestas de la calle, que dejan ya una treintena de fallecidos, podrían replicarse en las graderías, hecho que se confirmó con diversos actos de violencia en apenas dos jornadas de liga y el estreno este martes en las copas internacionales.

Para el sociólogo de la Universidad de Chile Octavio Avendaño, esta situación era previsible y es un «reflejo de lo que pasa y está ocurriendo en la calle».

«La falta de normalidad se ve representada en los estadios y en cualquier evento público en la actualidad (…) Cualquier evento masivo es escenario o se transforma en la oportunidad para que las personas se manifiesten y se expresen», explicó el experto.

La imagen de un grupo de ultras de la Universidad de Chile incendiando en la grada del Estadio Nacional, en Santiago, parte del mobiliario de la cancha durante el encuentro de la Copa Libertadores contra el Internacional de Porto Alegre brasileño fue el último ejemplo de esta deriva.

Las revueltas sociales ya afectaron a la pasada temporada, que se suspendió a falta de cinco jornadas y se clausuró en los despachos por ausencia de garantías de seguridad en los estadios.

El nuevo curso futbolístico arrancó prácticamente de la misma manera y se recrudeció con la muerte del hincha albo tras el Colo Colo-Palestino del pasado 28 de enero, y de ahí, al resto de canchas en casi cada partido.

MÁS PENDIENTES DE LA GRADA QUE DEL CÉSPED

El fútbol regresó a Chile en 2020 con las semifinales y la final de la Copa Chile 2019, postergada por el inicio de las protestas.

Y lo que ocurrió, un hecho inédito en la historia del fútbol chileno, es que las barras bravas (ultras) del Colo Colo y la Universidad de Chile, que se citaron en la final de la Copa, olvidaron su rivalidad para cantar al unísono contra el Gobierno de Sebastián Piñera.

«Piñera, concha tu madre. Asesino, igual que (Augusto) Pinochet», es un cántico repetido por meses en las protestas, alentado por los ultras del fútbol que participaron en las manifestaciones y que, con el balón ya en el césped, se mudó a los estadios.

Para Avendaño, la falta de identificación con los partidos políticos hace que las personas busquen el sentimiento de pertenencia en otros ámbitos y el fútbol juega un rol fundamental.

«Ha ocurrido con el fútbol porque se trata de una actividad que es frecuente y recurrente y que convoca a diversos sectores de la población. No es casual que tal como ocurría en los años 1980 gran parte de las manifestaciones públicas de la protesta hoy en día se efectúe en los estadios, dentro y fuera», afirmó.

INVASIÓN DE CAMPO EN COQUIMBO

Hasta ese momento, la implicación de los ultras del fútbol tanto en las protestas en la calle como en las gradas del fútbol no pasaba de una crítica verbal.

Pero la muerte del hincha colocolino tras ser atropellado por Carabineros (Policía militariza) llevó a parte de las aficiones a tomar parte activa.

El inicio de la segunda jornada de la liga chilena el pasado viernes comenzó normalmente con el partido Coquimbo Unido-Audax Italiano en el norte del país, pero a los 17 minutos del pitido inicial la barra brava local saltó al terreno de juego con una gran pancarta que rezaba: «Calles con sangre, canchas sin fútbol».

«El tema trasciende hacia una actividad que es más despolitizada como el fútbol», señaló Avendaño.

Un anticipo de lo que se vendría en el resto de partidos, en los que subió el tono de las críticas verbales, las pancartas contra los uniformados y el Ejecutivo y enfrentamientos entre ultras y fuerzas de seguridad.

BATALLA CAMPAL ENTRE CARABINEROS Y ULTRAS DE LA CATÓLICA

Los incidentes más graves se registraron el domingo en el estadio San Carlos de Apoquindo, en la capital, durante el partido entre la Universidad Católica y el O’Higgins.

El envite arrancó con 20 minutos de retraso por enfrentamientos entre hinchas y Carabineros en los exteriores, además del ingreso al césped de varios ultras.

Al descanso, los disturbios se trasladaron a las gradas con los uniformados, porra en mano, barriendo a base de golpes a parte de la grada, y los hinchas respondiendo con lanzamiento de objetos contundentes.

Una batalla campal entre lanzamientos de bengalas, botes de humo y bombas lacrimógenas que dejó en un segundo plano el liderato conseguido por los cruzados, vigentes bicampeones.

LA LIBERTADORES ELEVA LA SITUACIÓN A NIVEL INTERNACIONAL

La gota que colmó el vaso fue lo sucedido este martes en el Universidad de Chile-Internacional de Libertadores, un decorado abierto a los ojos del mundo que multiplicó de forma exponencial la realidad de la violencia en las gradas de los estadios de Chile.

El club universitario espera por los disturbios fuertes sanciones, tanto en el ámbito nacional como a nivel regional por parte de la Conmebol.

INCERTIDUMBRE POR LA TERCERA JORNADA

La situación actual de seguridad en las canchas y la proximidad de la tercera jornada de la liga, que arranca este viernes, tiene en jaque a dirigentes deportivos y autoridades.

La situación no parece aminorar y los problemas en los estadios son difíciles de pronosticar mientras resultados y futbolistas pasan a segundo plano en un ambiente enrarecido que cambió el foco desde el pasto hacia los asientos.