Barcelona.- Xavi prometió en su presentación que intentaría “jugar bien, tener la posesión, no especular, presionar alto y jugar en campo contrario” y cumplió con lo prometido en su reestreno en el Barcelona, que este sábado se saldó con un triunfo por 1-0 ante el Espanyol.
La mano de Xavi, que en su etapa como jugador solo perdió dos derbis contra el Espanyol entre todas las competiciones (25 victorias y seis empates), se notó desde el primer día para alegría de un Camp Nou que registró la segunda mejor entrada del curso (74.418 personas).
El técnico egarense fue el más ovacionado cuando el animador del Camp Nou anunció la alineación del cuadro azulgrana antes del arranque del duelo y el público coreó de forma espontánea su nombre antes de que los jugadores saltaran al campo y más tarde sobre la media hora de partido.
Xavi presenció todo el partido en movimiento, de pie al borde del área técnica, muy activo a la hora de animar y dar indicaciones a sus jugadores, y también celebró con efusividad el gol de Memphis.
Ante la acumulación de bajas en la parcela ofensiva no le tembló el pulso a Xavi para hacer debutar al canterano de 17 años Ilias Akhomach en el extremo derecho, pegado a la línea de cal al igual que Gavi en el costado contrario para encarar y dar amplitud al juego.
La profundidad fue tarea de los interiores, Nico González y sobre todo De Jong, que trazaron con insistencia desmarques al espacio cuando la zaga espanyolista logró alejarse de la potería de Diego López.
En defensa, el equipo de Xavi situó su última línea en terreno rival y presionó con intensos marcajes individuales sobre la salida de balón blanquiazul, una estrategia efectiva que permitió al Barça recuperar rápido el balón y disputar el partido en el campo del Espanyol.
Pese a que el cuadro blanquiazul dio un paso al frente tras el 1-0 y el Barcelona acusó el desgaste físico en el tramo final, el equipo dirigido por Xavi Hernández mantuvo el dominio del balón, que en la primera parte acarició el 80%, y registró un 65% de posesión.