El Arzobispo de Tegucigalpa exhorta a morir al amor desordenado en vísperas de la Semana Santa

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Tegucigalpa.- En la homilía de este domingo, el Arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher Tatay, hizo un llamado ferviente a los fieles para que se desprendan de todo amor desordenado, en preparación para las celebraciones de la Semana Santa.

Bajo el lema «Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre será glorificado», el religioso destacó la importancia de la entrega total y la aceptación de la voluntad divina.

«La hora de Jesús», explicó Nácher Tatay, conlleva la glorificación y la exaltación, simbolizadas por la cruz y la resurrección. El evangelio del día, dividido en dos partes, enfatiza la entrega del grano de trigo y proyecta hacia la escatología, más allá de la muerte. El Arzobispo resaltó la conexión entre el tiempo presente y el triunfo futuro de Cristo, subrayando que aquellos que siguen a Jesús correrán su misma suerte.

En sus palabras, Nácher Tatay recordó la angustia de Jesús en Getsemaní, pero también su perseverancia en aceptar la voluntad del Padre sin temor a la muerte, porque no teme amar. La unión entre amor y muerte en la pasión de Jesús es un recordatorio poderoso de que su amor nos lleva a la vida eterna.

El llamado del Arzobispo a morir al amor desordenado y abrazar el amor de Dios como la mejor parte resuena fuertemente en vísperas de la Semana Santa. «Elegir el amor de Jesús es el quedarse con la mejor parte», destacó, enfatizando que esta elección llena de alegría y certeza todos los demás amores.

Con la proximidad de la Semana Santa, el mensaje de Jesús sobre la necesidad de morir para dar frutos encuentra un eco profundo en los corazones de los fieles. «Si el grano de trigo no muere, es imposible que nazcan frutos, pero si muere, da muchos frutos», citó Nácher Tatay, recordando que esta enseñanza no solo se aplica a Jesús como anuncio, sino también como una invitación para todos.

En este tiempo de reflexión y preparación para la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, el llamado a morir al amor desordenado y abrazar el amor divino resuena como una invitación a una transformación espiritual profunda y significativa.