El diplomático hondureño, a quien la Secretaría de Relaciones Exteriores pidió la renuncia inmediata tras ser acusado por las autoridades de Corea del Sur de acosar y asaltar a un pasajero en el metro, dejó de contar con inmunidad diplomática, confirmó la Cancillería.
El representante diplomático, cuyo nombre no menciona la Cancillería en el comunicado difundido el lunes, fue identificado por el vicecanciller Tony García como César Padilla.
En declaraciones a la emisora HRN, García señaló que Padilla tenía un «rango medio» como consejero de la embajada de Honduras en Corea del Sur.
Hasta hace poco, García representó al Estado de Honduras en el país asiático, donde se le formularon cargos por acoso y agresión a un pasajero en el metro de Busan.
La Secretaría de Relaciones Exteriores hondureña exigió la renuncia, lo destituyó y le retiró los privilegios diplomáticos para que enfrente el proceso judicial en suelo asiático.
La denuncia, confirmada por la policía de Busan, señala que el hecho ocurrió el mes pasado cuando el funcionario actuó bajo los efectos del alcohol.
Honduras se desmarca del diplomático
Mediante un comunicado oficial, la Cancillería expresó su “absoluto respeto por las leyes de los países donde Honduras mantiene representación diplomática”.
Además, condenó “enérgicamente cualquier conducta que vulnere los principios de convivencia y respeto a los derechos humanos”.
Aunque aseguran que el funcionario no pertenece al escalafón diplomático de carrera, ejercía funciones oficiales que lo colocan bajo la protección de inmunidad internacional.
Sin embargo, tras los hechos, el gobierno hondureño decidió no escudarlo y optó por el camino de la transparencia.
«Debe enfrentar la justicia»
Al retirarle la inmunidad diplomática, Honduras dejó claro que el diplomático no tendrá ningún privilegio para evitar la acción de la justicia coreana.
En ese contexto, Padilla deberá someterse al proceso penal que impulsen las autoridades del país asiático.
La víctima del incidente, cuya identidad se reserva, fue agredido por el funcionario dentro de un vagón del metro, según las investigaciones preliminares.
Los hechos fueron registrados por cámaras de seguridad, lo que confirmó la gravedad del suceso.
Sin impunidad, ni protección oficial
Además de su destitución, el Estado hondureño indicó que, una vez regrese al país, se le retirará el pasaporte diplomático y enfrentará un proceso disciplinario conforme a la Ley del Servicio Diplomático y Consular.
El retiro de la inmunidad diplomática no solo es una medida legal, sino también simbólica.
Representa un mensaje claro: los actos individuales que violen la ley no serán cubiertos por el aparato estatal, aunque se cometan en el extranjero.
El caso del diplomático hondureño pone bajo la lupa los criterios de selección del personal diplomático.
Se reforzó el debate sobre cómo garantizar que los representantes del país actúen conforme a los más altos estándares de responsabilidad.
En Corea del Sur se desarrollará un proceso judicial que marcará un precedente. En Honduras, en cambio, se espera que sirva de lección para que la diplomacia no vuelva a ser sinónimo de silencio cómplice, sino de respeto, justicia y transparencia.