Londres, 3 oct (EFE).- Los expertos que trabajan en la vacuna contra la COVID-19 de la Universidad de Oxford y AstraZeneca son optimistas de que puede recibir la aprobación de los reguladores a finales de año, lo que permitiría vacunar a los adultos del Reino Unido para abril de 2021, según informa este sábado «The Times».
Esta posible vacuna está en la fase 3 de las pruebas clínicas, la última antes de recibir el visto bueno de los organismos reguladores a fin de proceder a inocular a la población.
A finales de agosto, la Unión Europea (UE) cerró con la farmacéutica AstraZeneca un primer contrato que le garantiza el acceso a 300 millones de dosis, un acuerdo que se rubricó en nombre de los Estados miembros y las dosis se distribuirán de forma proporcional en función de la población de cada país.
El periódico «The Times» informa de que el programa completo para vacunar a toda la población del Reino Unido, que excluiría a los niños, llevaría menos de seis meses una vez recibida la aprobación de una vacuna, ya sea la de Oxford u otra.
Las autoridades prepararán a profesionales sanitarios como comadronas y fisioterapeutas sobre cómo administrar la vacuna, mientras que se planea la instalación de centros especiales para hacer frente a los desafíos logísticos de inocular a millones de personas en un periodo corto de tiempo, añade el rotativo.
Se estima que para suministrar dos dosis de la vacuna a cada uno de los 53 millones de adultos del Reino Unido se necesitarán administrar 600.000 dosis diarias en un periodo de seis meses, pero para hacer lo mismo en tres meses, se requerirá suministrar 1,2 millones por día.
Los ancianos que viven en residencias y el personal que les atienden serán los primeros en ser vacunados, seguidos del personal sanitario británico y los mayores de 80 años.
Después será el turno de los mayores de 65 años y los adultos jóvenes con mayor riesgo en caso de contraer COVID-19, seguidos de los mayores de 50 años, mientras que los jóvenes serán los últimos en ser inmunizados, agrega el periódico.
El pasado septiembre, la Universidad de Oxford reanudó las pruebas clínicas tras ser interrumpidas por un breve periodo de tiempo por la reacción adversa sufrida por un voluntario.
Además del contrato de la UE con AstraZeneca, los Gobiernos de Argentina y México, así como la fundación mexicana Slim, llegaron a un acuerdo con la farmacéutica y Oxford para fabricar la vacuna destinada a sus países y distribuirla después al resto de América Latina, excepto Brasil.