Tegucigalpa.- Las pandillas aprovechan la falta de oportunidades en Honduras y una legislación que impide imputar penalmente a niños para reclutar y entrenar a estos jóvenes en el uso de armas, el tráfico de drogas o la extorsión, alertaron este martes expertos, que pidieron una mayor protección para la niñez.
Las maras «se dedican a convencer de una manera engañosa y, muchas veces, bajo amenazas a niños, niñas y adolescentes para que realicen actividades de manera progresiva dentro de la organización», dijo a EFE Rodrigo de la Barra, oficial de Protección de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en Honduras.
«Los niños son utilizados como informantes, estos son llamados banderas, y luego poco a poco se les van confiando actividades más vinculadas a los delitos que cometen estas organizaciones, como la extorsión e incluso el narcomenudeo», detalló.
Las pandillas se presentan como buenos amigos
Grupos formados por jóvenes y adultos, conocidos como «maras» (pandillas), dominan algunos barrios de Honduras con un «modus operandi» basado en el asesinato, la amenaza y la persecución.
Las «maras» más conocidas son la Salvatrucha (MS-13) y la M-18.
De la Barra indicó que el reclutamiento de niñas «es alarmante» en Honduras, donde muchas de ellas son «forzadas a ser parejas de los integrantes de esas bandas» que, entre otras acciones delictivas, cobran un denominado «impuesto de guerra» a autobuses del servicio urbano, taxis, pequeños y medianos negocios, y personas particulares, entre otros.
En su opinión, las maras se presentan como «buenos amigos» de los niños y adolescentes, a quienes «poco a poco van involucrando en sus actividades».
Esos grupos están reclutando a menores aprovechando «la desatención» que sufren y que las leyes de Honduras, donde hay más de 4,1 millones de niños, impiden que los hechos cometidos por éstos puedan ser procesados como delitos penales, añadió.
Deserción escolar y falta de protección, caldo de cultivo para reclutamiento
La falta de protección y el abandono de la educación son como «un caldo de cultivo» para el reclutamiento forzado de las maras, cuyo principal anzuelo es la oferta de ingresos y el resguardo, precisó De la Barra.
El reclutamiento de niños es «una de las principales causas del desplazamiento forzado en Honduras», un fenómeno reconocido por el país en 2013, apuntó el oficial de Protección de Acnur, que lamentó que los niños y adolescentes sean vistos como «actores» y no como «víctimas de la violencia».
El 43 % de las personas que huyen de sus hogares en Honduras son menores de edad, lo que podría estar asociado al riesgo de ser víctimas de acoso sexual o reclutados por grupos organizados, destacó e instó al gobierno a abordar el problema de manera interinstitucional.
Una situación muy compleja
El reclutamiento forzado es un problema «grave» en Honduras, donde los niños y jóvenes son «obligados o cooptados por organizaciones delictivas que los utilizan» para cometer delitos, dijo a EFE la titular de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), Lizeth Coello.
Lamentó que los niños sean víctimas de la violencia que sufre el país, por lo que cree necesario conocer más sobre el fenómeno y plantear respuestas que contribuyan a proteger a la niñez.
Coello destacó que el gobierno está trabajando en la reparación de centros educativos y la entrega de la merienda escolar para que las escuelas sean «un ambiente protector para los niños y las niñas» y que éstos tengan «menos riesgo de ser vinculados a grupos delictivos».
El reclutamiento forzado es una situación “muy compleja” que afecta más a los niños «en condición de pobreza» y el problema debe abordarse de manera «más contundente», acotó Coello. EFE