El expresidente de Honduras y coordinador del Partido Libertad y Refundación (Libre), Manuel Zelaya, acusó este martes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de ejercer una “injerencia directa” en el proceso electoral hondureño y calificó como un “golpe electoral” cualquier intento de influir en la candidatura presidencial de Rixi Moncada.
A través de un mensaje publicado en su cuenta de X, Zelaya sostuvo que el perdón otorgado por Trump al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado en Estados Unidos por narcotráfico, forma parte de un esfuerzo del “bipartidismo desesperado” para alterar la voluntad popular.
“El bipartidismo desesperado impone un golpe electoral contra Rixi. Pero se equivocan de historia”, afirmó Zelaya, asegurando que el oficialismo mantiene un respaldo mayoritario bajo el mandato de la presidenta Xiomara Castro. Señaló que Moncada es “una candidata intachable, honesta, sensible, capaz y con carácter firme”.
Según Zelaya, la supuesta injerencia estadounidense responde a que la oposición “no puede ganar limpiamente”. La calificó como “una descarada, amenazante, injusta e infame intervención extranjera para torcer la voluntad popular”.
En su mensaje, el exmandatario lanzó una advertencia directa a Donald Trump:
“A nosotros no nos intimida. Hemos resistido golpes de Estado, fraudes monumentales, asesinatos políticos y persecución.”
Agregó que ni la narcodictadura —en alusión a los gobiernos del Partido Nacional— logró someterlos y que un mensaje en redes sociales no cambiará la determinación de Libre. “¿Cree usted que nos va a doblar un tuit suyo? Puede llamarnos comunistas, socialistas, insurgentes… lo que quiera”, manifestó.
Zelaya insistió en que Honduras debe defender su soberanía y que ningún país extranjero puede decidir el rumbo del proceso político hondureño.
“Somos hondureños libres, y luchamos por la autodeterminación de los pueblos y por una patria digna, justa e independiente. Ni Washington ni la oligarquía pueden decidir por nosotros.”
El coordinador de Libre concluyó asegurando que el movimiento oficialista sigue “de pie” y que ninguno de sus miembros está dispuesto a rendirse en la disputa por la presidencia.




















