Ciudad del Vaticano – El papa Francisco no saldrá del Vaticano a celebrar la misa de Difuntos el 2 de noviembre como había hecho hasta ahora y la oficiará en el campo santo Teutónico, en el interior de los muros vaticanos, de forma estrictamente privada y sin la participación de los fieles, ante el aumento de las infecciones en Italia.
Algo que se repetirá en los próximos eventos y también todo parece indicar que también durante la Navidad habrá celebraciones con un grupo muy reducido de fieles y se limitará sólo a pocos invitados.
Las embajadas ante el Vaticano ya han recibido una comunicación por parte de la Santa Sede con indicaciones de que este año no se podrán pedir entradas para asistir a las misas del periodo natalicio y que la misa del Gallo se celebrará de manera privada.
El próximo 2 de noviembre, tras la misa, el papa se detendrá en oración en el cementerio y luego irá a las Grutas del Vaticano para conmemorar a los papas fallecidos.
Mientras que en la mañana del 5 de noviembre, a las 11.00 horas, el papa Francisco presidirá la santa Misa por los cardenales y obispos fallecidos.
«Como el resto de celebraciones litúrgicas de los próximos meses, la misa se celebrará en la basílica de San Pedro, en el Altar de la Cátedra, con una participación muy limitada de fieles identificados según la métodos utilizados en los últimos meses, en cumplimiento de las medidas de protección previstas y sujetos a cambios debido a la situación sanitaria», explicó el Vaticano en una nota.
Por el momento, parece que el 25 de diciembre, sí se permitirá la entrada, aunque limitada, de los peregrinos en la plaza de san Pedro para el mensaje de Navidad y la bendición «Urbi et orbi» desde el balcón de la logia central de la basílica.
Durante el pasado Domingo de Resurrección, en pleno confinamiento total de Italia, el papa tuvo que pronunciarlo a solas en el interior de la basílica.
También hoy se observó cómo el Vaticano ha decidido limitar el número de fieles en sus actos, ya que durante la audiencia general del papa en la aula Pablo VI del Vaticano, con capacidad para 6.000 personas, sólo había pocos cientos de fieles. EFE