Los aliados de Trump presionan para cerrar esta semana su juicio político

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A screen grab from a handout webcast made available by the US Senate TV shows Senate Majority Leader Mitch McConnell, speaking during the impeachment trial against US President Trump in the Senate at the US Capitol in Washington, DC, USA 30 January 2020. EFE/EPA/US SENATE TV

Washington – La mayoría republicana de Estados Unidos confió este jueves en cerrar rápidamente y sin convocar testigos el juicio político al presidente estadounidense, Donald Trump, que puede acabar como pronto este viernes si los aliados del mandatario se salen con la suya.

El crucial voto en el Senado para decidir si se convocan testigos llegará este viernes por la tarde y, si el resultado es negativo, el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, planea impulsar una votación final para absolver a Trump de los dos cargos políticos que enfrenta por sus presiones a Ucrania.

En ese caso, los demócratas podrían tratar de aplazar la votación proponiendo enmiendas, por lo que el proceso podría alargarse hasta el sábado.

«Yo ya he oído suficiente. No creo que haga falta (deliberar). Estoy listo para votar», dijo este jueves el senador conservador Mike Rounds.

MUCHOS INTERROGANTES

El plan de los republicanos depende, sin embargo, de muchas variables, y todavía no puede descartarse que los demócratas reúnan los 51 votos necesarios para convocar a testigos clave, como el exasesor de seguridad nacional de la Casa Blanca John Bolton.

La oposición necesita reclutar para ello al menos a cuatro republicanos, y de momento solo dos senadores -Mitt Romney y Susan Collins- han insinuado que les apoyarán, mientras que otros dos -Lisa Murkowski y Lamar Alexander- han mantenido la intriga.

El influyente senador republicano John Barrasso pronosticó este jueves que los republicanos lograrán los votos para bloquear a los testigos, pero eso no frenó la especulación sobre la posibilidad de que esa votación acabe en un empate a 50 entre los cien miembros del Senado.

Algunos demócratas confían en que el presidente del Tribunal Supremo de EE.UU., John Roberts, vote en ese caso para deshacer el empate, dado que ha asumido temporalmente el papel de jefe del Senado durante el juicio político.

Sin embargo, no hay nada en la Constitución que indique que el jefe del Senado esté obligado a romper empates durante un proceso de destitución.

Por tanto, pocos esperan que Roberts se preste a asumir ese incómodo papel si se diera esa circunstancia; y si el juez se negara, daría en la práctica la victoria a los republicanos, porque no habría una mayoría suficiente para convocar testigos.

¿NOCHE DEL VIERNES O MAÑANA DEL SÁBADO?

La sesión en el Senado comenzará este viernes hacia las 13:00 (18:00 GMT) con dos horas de argumentos finales tanto para la acusación de Trump como para sus abogados, por lo que el voto sobre testigos podría aplazarse hasta las 17:00 (22:00 GMT) si la defensa utiliza todo el tiempo que tiene disponible, algo poco probable.

«Si conseguimos (ganar esa votación) y decir que queremos pasar a la decisión final, avanzaríamos en esa dirección y nos quedaríamos aquí hasta que eso se decida y se complete la noche del viernes», explicó Barrasso.

Las tácticas dilatorias que promoverían entonces los demócratas, que podrían ir desde pedir sesiones a puerta cerrada hasta más tiempo para deliberar sobre el tema, prolongarían seguramente la sesión hasta la madrugada del viernes, como ocurrió durante la primera jornada del juicio político.

La mayoría republicana tendría la opción de suspender la sesión antes de llegar a una votación, pero McConnell no quiere alargarlo mucho más allá de la mañana del sábado.

Los demócratas deben tener además en cuenta el posible impacto que tendría prolongar el juicio político en la campaña para los «caucus» (primarias) que se celebran el próximo lunes en Iowa, y a los que concurren cuatro miembros de su partido en el Senado.

El voto exprés que promueven los republicanos marcaría un fuerte contraste con el último juicio político de EE.UU., el celebrado en 1999 contra el entonces presidente Bill Clinton, en el que el Senado convocó testigos y luego deliberó durante tres días a puerta cerrada antes de pronunciarse sobre si el mandatario era culpable.

UNA PREGUNTA OMITIDA

Mientras, la jornada de este jueves se centró en terminar el interrogatorio de los senadores a la defensa y acusación de Trump, una tarea que deparó una única sorpresa: la negativa del juez Roberts -encargado de leer todas las preguntas- a repetir en voz alta la cuestión que le entregó el legislador republicano Rand Paul.

Roberts se negó a leerla porque la pregunta incluía el presunto nombre del informante anónimo que reveló las presiones de Trump a Ucrania, cuya supuesta identidad ha aparecido en tuits de aliados del presidente, pero que el resto de Washington se ha negado a repetir para no poner su vida en riesgo.