Tegucigalpa.- La violencia en Honduras sigue causando «graves consecuencias humanitarias», como el desplazamiento interno, la migración y la desaparición forzada, un flagelo que requiere un abordaje estructural e inversión a largo plazo, indicó este jueves el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
«Lastimosamente, la violencia se ha normalizado en el país y lo que vemos es que no para, sigue generando consecuencias humanitarias como el desplazamiento interno y la migración», dijo hoy el jefe de la delegación del CICR en Honduras, Karim Khallaayoun, en entrevista con Efe vía Zoom.
Señaló que la tasa de homicidios en Honduras ha bajado en la última década, pero la violencia «sigue siendo generalizada, afecta a muchas personas y a grupos vulnerables, como jóvenes y niños y causa mucho impacto humanitario».
El balance de 2022 del CICR, divulgado hoy, señala que las «graves consecuencias humanitarias» provocadas por la violencia «socavan el presente y futuro» de miles de personas en el país centroamericano, que en 2021 registró una tasa de 38,63 homicidios por cada 100.000 habitantes.
El Estado de Honduras está «obligado» a atender a las víctimas de la violencia y la desigualdad, señaló el canadiense, quien afirmó que el CICR ha trabajado con las autoridades hondureñas en el fortalecimiento de sus capacidades de atención.
«Hay causas estructurales de esta violencia que necesitan una inversión a largo plazo por las autoridades, la sociedad civil y la comunidad internacional», añadió.
MIGRACIÓN REQUIERE SOLUCIONES ESTRUCTURALES
La migración es un fenómeno multicausal, pero la violencia generalizada que sufren las personas en sus comunidades, el impacto socioeconómico generado por la pandemia de la covid-19 y los desastres provocados por fenómenos naturales son los principales factores que la alimentan, añadió la organización internacional.
Khallaayoun considera que la migración requiere «soluciones a largo plazo y estructurales» en Honduras, donde el CICR promueve la aprobación de dos leyes orientadas a proteger a personas desplazadas por la violencia y regular el uso de la fuerza.
Según cifras del Observatorio Consular y Migratorio de Honduras, un total de 14.610 hondureños fueron retornados a su país entre enero y febrero de 2022, lo que supone un 107,9 % más que los 7.028 deportados en el mismo lapso de 2021.
CAMBIO CLIMÁTICO TRIPLICA LA VULNERABILIDAD
La pandemia de la covid-19 ha diezmado los medios de vida de millones de familias que ya eran vulnerables y ha causado «graves consecuencias sociales y económicas», señaló el CICR.
Los huracanes Eta e Iota, que azotaron la región centroamericana en 2020, provocaron además «nuevas consecuencias humanitarias y, con ellas, dobles y triples vulnerabilidades», por lo que el CICR ve necesario hacer más resilientes a las comunidades afectadas por la pobreza y la violencia.
El canadiense expresó que los dos años de pandemia han sido «muy duros» y que durante ese tiempo el CICR tuvo «mucha dificultad» para mantener contacto con las víctimas de la violencia y desplazamiento interno forzado, porque había «temor» por la enfermedad.
«El tema de migración es cíclico, vemos subidas y bajadas en el flujo migratorio, como humanos hemos migrado desde el inicio de la historia, entonces la migración no va a parar, va a continuar y va seguir siendo un fenómeno no únicamente para Honduras sino para el resto del mundo», explicó.
NECESIDADES HUMANITARIAS HAN EMPEORADO
En Honduras se observa «un empeoramiento de las necesidades humanitarias» debido a la crisis socioeconómica causada por la pandemia y los efectos de Eta e Iota, subrayó el jefe de la misión del CICR, organización que hoy conmemora diez años de presencia humanitaria en el país.
«Vemos muchos retos, las personas más vulnerables son las que atendemos y con capacidad limitadas no podemos brindar toda la atención necesaria (…) nosotros podemos acompañar a las autoridades, pero es el deber y la responsabilidad del Gobierno encontrar soluciones y brindar la asistencia y protección a las personas afectadas por la violencia», destacó.
El canadiense dijo que el CICR es «muy optimista» sobre el futuro de su labor en Honduras bajo el mando de la presidenta, Xiomara Castro, y ve con «buenos ojos la apertura» de las autoridades para dialogar y encontrar «soluciones duraderas» para atender a las personas vulnerables. EFE