Buenos Aires, 22 ago (EFE).- La pandemia reveló “la importancia absolutamente esencial de la conectividad” como derecho humano, afirma Antonio Battro, uno de los pioneros en el empleo de la informática aplicada a la educación y experto en el estudio del cerebro, quien asegura que “hay que animarse a hacer las cosas, no hay límites, es una decisión política”.
Miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Academia Nacional de Educación argentina, este científico de 84 años se animó siempre a estar en la frontera de la ciencia, como rememora en una entrevista con Efe.
“Muchas veces uno se equivoca, siempre se equivoca, pero aparece otra persona que le da una vuelta y salimos adelante. Eso es lo más divertido y lo más interesante de la ciencia”, señala el doctor en medicina y psicología desde su casa en Los Cardales, una pequeña localidad cercana a la capital argentina.
CONECTIVIDAD COMO DERECHO HUMANO
En 2017, Battro, junto a otros destacados académicos miembros de la Pontificia Academia de las Ciencias, emitieron una declaración en la que se insta a la comunidad internacional a la incorporación de la conectividad por Internet como derecho humano y a garantizar su gratuidad para todo aquel que la necesite.
“Esa reunión (en el Vaticano) fue premonitoria porque nadie tenía la menor idea de que iba a venir este desastre mundial que es la pandemia, y revela ahora en la práctica la importancia absolutamente esencial de la conectividad”, agrega.
El riesgo sanitario mundial y la crisis económica por la pandemia de coronavirus están acelerando los tiempos hacia una conectividad efectiva entre individuos, instituciones, empresas y gobiernos. Pero la diversidad de situaciones es enorme, y aún dentro de los países avanzados continúan las diferencias, señala Battro.
En cuanto a la educación escolar, para el científico “el paradigma educativo ha cambiado, no se puede volver atrás, la educación es híbrida: presencial y a distancia».
“Ya millones de personas están conectadas en el mundo. Y si no hubiera sido por esta conectividad, que no es total, pero es muy importante, hubiera sido mucho más difícil combatir la pandemia con éxito. Es una ayuda importantísima estar conectados”, afirma.
UNA COMPUTADORA POR NIÑO
Tras décadas dedicadas al vínculo entre las tecnologías informáticas, el cerebro y la educación en niños, en 2005 Battro fue convocado por Nicholas Negroponte -fundador del MIT Media Lab- como Jefe de Educación del programa “One laptop per child” (Una Computadora Por Niño), con un proyecto que el científico argentino califica como “extraordinario»: darle a cada chico del mundo una computadora.
“Logramos en algunos lugares un éxito rotundo, el mayor fue en Uruguay”. Allí el Estado, a través del “Plan Ceibal,” del que Battro es consultor, dotó a cada alumno y docente de escuelas públicas con una computadora y acceso gratuito a Internet.
A ello se sumó más tarde el programa “Ibirapitá”, que provee a jubilados con tablets y conectividad. Una iniciativa que el científico define como “muy original”, ya que siempre se vincula la educación con los primeros años pero “la educación es para toda la vida”.
“Es un ejemplo para el mundo entero, un país totalmente igualitario en el estado de la conectividad», señala el científico.
SU TRAVESÍA
Ya recibido de médico en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Battro estudió psicología en La Sorbona y, tras doctorarse en París, Jean Piaget, padre de la epistemología genética, lo invitó a trabajar en su Centro de Ginebra.
Fue durante su desempeño en el laboratorio del científico suizo cuando el neurocientista argentino conoció a Seymour Papert, pionero en inteligencia artificial y fundador -junto al matemático Marvin Minsky- del laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
“Entré a trabajar con ellos en el MIT, a ver cómo se podía hacer algo con los niños. Ninguna escuela del mundo tenía una computadora, además eran carísimas y ninguna estaba conectada, no existía Internet”, explica Battro.
Por su formación en medicina, el científico orientó su trabajo a la aplicación de la informática en niñas y niños con discapacidades.
Una de esas experiencias se narra en su libro “Half a Brain is Enough, the story of Nico”. La publicación describe el caso de Nico, un niño al que a los 3 años debieron extirparle el hemisferio cerebral derecho, y que mediante la informática pudo desarrollarse cognitivamente a la par de cualquier individuo de su edad.
EL CEREBRO NO SE JUBILA
“El cerebro no se jubila”, es una frase que expresó a sus casi 100 años la neuróloga italiana, galardonada con el nobel de Medicina, Rita Levi Montalcini, y que Battro reproduce en palabras y acciones.
Hoy el científico es co-director de la Escuela Internacional “Mente, Cerebro y Educación”, del Centro Ettore Majorana de Cultura Científica.
Situada en la población italiana de Erice, la academia reúne una vez al año a renombrados científicos para trabajar sobre diversas temáticas vinculadas al cerebro.
Sobre su vasto recorrido en el mundo de las ciencias, Battro resalta la amistad: “Lo que más me impresionó de todo lo que he hecho es la amistad que me ha traído el trabajo (…) la esencia es compartir una idea, trabajarla en conjunto y corregirse unos a otros”.
“La ciencia es amistad, tal vez se llame así el libro que estoy escribiendo”, uno de los tantos que ya lleva escritos, y que no sabe si alguna vez finalizará. “Ese libro es infinito”, asegura.