Tegucigalpa.- La corrupción en Honduras está todavía dejando sombras que podrían desalentar a los ciudadanos de este país, que en 2021 votaron por un cambio, señaló este lunes la Conferencia Episcopal, que preside el obispo Roberto Camilleri.
«Nuestros problemas no son simplemente coyunturales, sino estructurales. Las estructuras siguen siendo las mismas. La corrupción y la impunidad aún están dejando sombras, que podrían frustrar las legítimas expectativas del electorado, que voto por un cambio necesario», indicó la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH).
Los obispos dijeron en un comunicado que desean contribuir con sus reflexiones, señalando algunas directrices para que la nueva etapa que vive el país -con el Gobierno que asumió el 27 de enero, con la izquierdista Xiomara Castro- no quede atrapada por algunos de los problemas que tradicionalmente han impedido un mejor camino de justicia y desarrollo.
Según diversos sectores del país centroamericano, Honduras vivió de 2010 a 2022 tres períodos gubernamentales bajo la bandera del conservador Partido Nacional, los últimos ocho años con Juan Orlando Hernández como presidente, que fueron marcados por múltiples denuncias de corrupción y narcotráfico.
Hernández, quien el 21 de abril fue extraditado a los Estados Unidos, enfrenta en ese país tres cargos asociados con tráfico de drogas y uso de armas.
La CEH afirmó que los «problemas críticos» que está sufriendo el país «están produciendo una pérdida de esperanza en la población hondureña y están siendo la raíz de la migración, principalmente entre los jóvenes».
«El país es de todos, y no de un determinado grupo. Por eso, el revanchismo político, la polarización y los intereses particulares y partidistas dañan seriamente la auténtica democracia. Es ahora cuando se debe implementar un sincero diálogo social, una búsqueda del bien común, para que podamos avanzar hacia una auténtica refundación de Honduras y abrir las puertas a la reconciliación», añade el comunicado de los obispos.
El día de su investidura, Castro prometió la «refundación» del país para sacarlo de la calamitosa situación en la que según enfatizó, dejaron los doce años del Partido Nacional en el poder.
Los obispos consideran que «refundación es una palabra que sugiere examinar los cimientos sobre los cuales se desea construir», y que «se necesitan claras líneas de gobierno y la participación de personas competentes y con valores morales».
ELECCIÓN DEL NUEVO SUPREMO Y FISCAL GENERAL
Además, la Iglesia abogó por una buena elección de los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia y el fiscal general del Estado, que deberán asumir en 2023, ya que «constituye un punto culminante y decisivo para el futuro de Honduras».
El Supremo del país, no el de ahora, ha sido salpicado por múltiples denuncias de corrupción de jueces y magistrados, además de ser responsable, en gran medida, de la reelección, en 2017, de Juan Orlando Hernández, aún cuando la Constitución de la República no lo permite bajo ninguna modalidad.
«No se debe ceder a la tentación de seguir con más de lo mismo. Debemos servirnos y apoyarnos en los buenos hondureños, hombres y mujeres con capacidad de liderazgo, profesionales, muy respetados y valiosos», indicó la CEH.
Los obispos también se pronunciaron a favor de que continúen las medidas preventivas y campañas de vacunación para frenar la covid-19 y el mejoramiento de los sistemas de salud y educación, que fueron severamente afectados por la pandemia.
Según la CEH, es necesario que Honduras se mantenga abierta a todo el mundo, al intercambio cultural y a la cooperación internacional.
«No es prudente encerrarse en una trinchera ideológica, privando a los hondureños de los beneficios que la apertura aportaría a todos los sectores y niveles de la vida nacional. Hacer política es buscar el bien común, no intentar favorecer una postura personal o de grupo», destaca el comunicado de la CEH. EFE