En un país marcado por la polarización política y la crisis social, un gesto poco común se convirtió en símbolo de unidad: por primera vez en la historia reciente de Honduras, las iglesias Católica y Evangélica se unieron en una voz común: esperanza y fe.
La razón fue tan poderosa como sencilla: enviar un mensaje de fe, unidad y esperanza al pueblo hondureño.
Monseñor José Vicente Nácher Tatay, arzobispo de Tegucigalpa y representante de la Conferencia Episcopal, junto al pastor Gerardo Irías, presidente de la Confraternidad Evangélica de Honduras, ofrecieron una declaración conjunta en la que convocaron al país a una jornada de oración nacional el próximo 16 de agosto.
“Vamos a caminar juntos en paz y esperanza para expresar el deseo de una Honduras de justicia, libertad, unidad, paz, desarrollo y respeto”, proclamaron.
La conferencia conjunta entre la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica surge en un momento particularmente crítico para Honduras, marcado por una profunda crisis institucional en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y una creciente incertidumbre política a pocos meses de los comicios generales.
Este mensaje de unidad espiritual busca ofrecer un respiro y recordar que, más allá de las diferencias, aún hay espacio para la fe, la reconciliación y la esperanza.

Un gesto sin precedentes y esperanza
La unión entre ambas instituciones religiosas no solo sorprendió, sino que llenó de simbolismo el acto.
Tradicionalmente, las diferencias teológicas y doctrinales mantuvieron cierta distancia entre las dos iglesias, pero esta vez, el bien común superó los muros.
Ambos líderes dejaron claro que esta convocatoria no tiene ningún tinte político. Por ello, hicieron una solicitud directa y respetuosa a los candidatos a cargos públicos para que no participen ese día, a fin de evitar interpretaciones erróneas.
“No nos motivan las ambiciones personales, sino la Palabra de Dios revelada, que es la que nos impulsa a caminar, y hoy más que nunca, hacerlo juntos”, afirmó Nácher.

















