«Han recibido generosamente, pero le niegan al dueño su derecho», homilía dominical

0
544

Tegucigalpa.- En la lectura de la homilía dominical escrita por el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher Tatay, habló sobre los frutos del reino.

La eucaristía que se celebró en la Catedral San Miguel Arcángel de la capital, en su mensaje llamó a un pueblo para que produzca los frutos que corresponden al reino.

«Así concluye el evangelio de este domingo que sitúa la responsabilidad de un pueblo elegido, dando entrada al nuevo pueblo que es la Iglesia sostenida en Jesús», expresó.

La piedra desechada por los labradores desagradecidos aseguró que muestra el desafío comunitario, no solo personal que tenemos.

«La viña que se identifica con el reino de Dios es sembrada por un padre, los labradores lo recibieron con su cerco, su lagar y su torre», explica.

Solo tiene que cultivar y cosechar, tanto beneficio les ciega. Han recibido generosamente, pero le niegan al dueño su derecho.

Ambiciones

«Rechazan a sus servidores y matan fuera de la viña al hijo, clara imagen de Jesús. El hijo de Dios que muere rechazado fuera de la ciudad», comenta.

No bastándoles su parte, dice que ambicionan toda la herencia y que no comprenden que los beneficios de la herencia ya los están disfrutando.

«Y mucho menos se dan cuenta de que también ellos estaban llamados a participar de la plenitud de la herencia. No por derecho propio, sino por los méritos del hijo único que hace partícipes de sus bienes a quienes creen en él», señala.

Y se pregunta: ¿no es acaso esta parábola una imagen del mundo actual que tantas posibilidades ha recibido y tanto está desaprovechando?», cuestiona.

Posiblemente se ocupen más medios para construir un mundo justo, próspero y equitativo, pero la realidad muestra unos resultados muy distintos.

Resistencia a agradecer

«Nos resistimos a agradecer lo recibido, ambicionamos más de lo que tenemos, rechazamos al hijo y lo matamos en todos aquellos que dejamos morir fuera del beneficio de la viña», dice en la homilía dominical el arzobispo.

Porque asegura que cuando en virtud de nuestros supuestos méritos, dejamos fuera de nuestra prosperidad a los hermanos más pobres. «De alguna manera los hemos matado en nuestro corazón».

El texto llama miserables a esos labraedores homicidas, que no merecen sino, la misma suerte que ellos dieron a los enviados por el padre.

Producir frutos

Está claro que el reino produce frutos; de lo contrario, no es el reino de Dios. También afirma que el dueño de la viña vendrá y hará justicia.

«Desafiante anuncio que no puede dejarnos indiferentes, sino movernos humildemente a la obediencia», expresó.

La venida última o tiempo final no es un simple anuncio de futuro, sino una luz que debe guiar nuestro presente, refiere.

Si en los domingos pasados nos invita a decir sí, cuando es sí y a acudir a la viña a la hora que se nos necesite, hoy, se nos recuerda que el Señor nos han confiado una gran responsabilidad: cuidar su reino.

«Un reino que no es algo pasivo sino vivo y creciente, al que le corresponde dar frutos de paz y alegría en el mundo», apuntó.

Esta es la misión de la Iglesia dar testimonio de la vida nueva de Jesucristo, dijo el mensaje de la Homilía dominical.