Tegucigalpa.– La exprimera dama de Honduras, Ana García, esposa del expresidente Juan Orlando Hernández, ha enviado una contundente carta al juez Kevin Castel, según informó el sitio Inner City Press.
En la carta, García de Hernández arremete contra el sistema de justicia de Estados Unidos, calificando las acusaciones contra su esposo como «vergonzosas» y «basadas en chismes y mentiras».
García de Hernández, abogada de profesión, defendió vehementemente a su esposo, quien el próximo 26 de junio recibirá su sentencia en la corte del Distrito Sur de Nueva York. En la carta, García asegura que su esposo es un hombre honorable y que las acusaciones han dañado no solo a su familia sino también a su país.
“Desconozco su vida familiar señor Castel, pero en mi experiencia de vida nadie conoce mejor a un esposo que su esposa. Por lo tanto, puedo pararme frente al mundo, a usted y a cualquier funcionario o presidente de los Estados Unidos y decir alto y claro que mi esposo Juan Orlando Hernández Alvarado es INOCENTE de cada uno de los cargos que le fueron presentados injustamente,” escribió García.
La carta también critica duramente a los testigos de la Fiscalía, a quienes García acusa de ser los verdaderos narcotraficantes. Se pregunta si el sistema judicial de EE.UU. habría creído en los testimonios de personas como Devis Leonel Rivera Maradiaga o Alexander Ardón si sus víctimas hubieran sido ciudadanos estadounidenses. «¿O cómo se siente usted al saber que en poco tiempo esos delincuentes podrían llegar a ser sus vecinos y llenar de drogas, muerte y violencia su propio vecindario?», cuestiona.
García de Hernández también señala que las órdenes del juez Castel fueron ignoradas durante el juicio, y que no se permitió a la defensa de su esposo presentar toda la información necesaria. Critica que se negó a Hernández el derecho a cambiar de abogado, incluso cuando su defensa original estaba enferma y no había trabajado adecuadamente en el caso. Además, acusa que la defensa fue infiltrada por la DEA, sin que el juez tomara medidas al respecto.
La carta también menciona que a Hernández se le negó el uso de información clasificada que podría haber contradecido las acusaciones de la Fiscalía, y critica que el juez Castel no concediera más tiempo al abogado Renato Stabile para preparar la defensa.
Finalmente, García afirma que el proceso judicial estuvo lleno de injusticias y que su esposo fue tratado como un «prisionero de guerra» en condiciones extremas. Acusa al sistema de justicia estadounidense de premiar a los verdaderos delincuentes y desincentivar a otros países de colaborar con la DEA.
La exprimera dama concluye su carta con una reflexión sobre la injusticia del proceso y su impacto en su familia, confiando en que Dios les hará justicia.
Mediante esta carta, Ana García de Hernández busca exponer las supuestas fallas y parcialidades en el juicio de su esposo, con la esperanza de revertir su condena y restaurar su honor y el de su familia.