El excanciller de la República, Enrique Reina, salió al paso este jueves para defender los ascensos y nombramientos realizados durante su gestión al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, luego de que se generara polémica por supuestos casos de nepotismo en la institución.
En declaraciones públicas, Reina justificó que todos los movimientos dentro de la Cancillería se realizaron conforme a la ley. Indicó que, desde el inicio del actual gobierno, se incorporaron aproximadamente 700 personas: unas 200 en el servicio exterior y alrededor de 500 en el servicio interno. Aseguró que todos los procesos fueron respaldados por contratos, acuerdos y ascensos escalafonarios.
“El escalafón diplomático reconoce derechos que no se habían otorgado durante años. En mi administración se ascendió a personal con más de dos décadas de servicio que nunca había sido promovido”, dijo el exfuncionario.
En relación con el caso de su esposa, Reina fue enfático en rechazar cualquier acusación de nepotismo. Señaló que ella es una diplomática de carrera, con una trayectoria previa a su relación personal, y que su reconocimiento como embajadora se hizo con base en méritos. Añadió que actualmente no ocupa cargo ni devenga salario en la Cancillería.
También abordó la mención de una sobrina suya, asegurando que su nombramiento no se dio por parentesco, sino por méritos y participación activa en procesos sociales y políticos desde la resistencia.
Reina aceptó que hubo ascensos e incorporaciones, pero rechazó que se tratara de prácticas irregulares. Sostuvo que más de 140 personas fueron beneficiadas y que solo un porcentaje mínimo de esos nombramientos correspondía a personas de su confianza directa.
Finalmente, calificó las críticas como parte de una narrativa política: “No se puede hablar de corrupción por tres personas en un universo de 800. Eso no refleja una política de mal manejo, sino una administración que reconoció derechos postergados por años”, concluyó.