“El poder terrenal no es eterno, tiene fecha de caducidad” dice el padre Juan Ángel López, sobre la crisis en Nicaragua

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Tegucigalpa.- El padre Juan Ángel López, portavoz de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica de Honduras, se refirió a la situación que enfrentan sus homólogos en el vecino país Nicaragua “estamos orando por ustedes”, externó.

“Envío un mensaje de solidaridad a nuestros hermanos nicaragüenses que se encuentran atravesando esta crisis por lucha en la defensa de los  derechos del santo evangelio, a la libertad y sobre todo el derecho a la vida”, inicia diciendo el líder religioso.

En tal sentido, el sacerdote añade “con las palabras de Óscar Arnulfo Romero, mártir –santo-, nosotros no predicamos la violencia, si acaso la violencia del amor, la violencia de aquel que fue clavado en una cruz –Jesucristo-”.

Finalmente dice “tengo la plena certeza que los poderes de este mundo –terrenales-, no son eternos, tienen fecha de caducidad, por eso les confío a las manos de aquella –Virgen María-,  que causa tanta alegría y bajo su manto pido que estén todos cobijados, adelante hermanos Dios con ustedes siempre”.  

La Iglesia de Nicaragua enfrenta una crisis por la persecución del régimen gobernante de esa nación, ya que recientemente por órdenes superiores la Policía Nacional detuvo la madrugada del pasado viernes al obispo Rolando Álvarez, a quien se le impidió celebrar la eucaristía.

El obispo es un fuerte crítico del Gobierno de Ortega, para capturarlo las autoridades policiales irrumpieron a la fuerza la curia episcopal de Matagalpa (norte), donde estaba confinado desde hacía 15 días, en medio de una escalada estatal contra la Iglesia católica.

Álvarez, de 55 años, se convirtió en el primer obispo arrestado desde que el sandinista Ortega retornó al poder en 2007. Las relaciones entre Ortega y la Iglesia católica, la religión con más creyentes en Nicaragua, han estado plagadas de fricciones a lo largo de 43 años.

En 2022 la Iglesia católica de ese país ha sufrido encarcelamientos o retenciones de sacerdotes, la cancelación de ocho radioemisoras y tres canales católicos, el ingreso por la fuerza y allanamiento a una parroquia, y la expulsión de las misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta.