El exceso de nutrientes en el embarazo pueden ocasionar riesgos al feto

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Foto genérica de una mujer embarazada. EFE/Zayra Mo/Archivo

Vitoria – El exceso o una pequeña deficiencia de algunos nutrientes en la alimentación de una mujer embarazada que, en principio, no tendría que provocar ninguna complicación de relevancia en la madre, pueden ocasionar problemas al feto.

Esta es una de las ideas recogidas en la «Guía práctica de nutrición en el embarazo» elaborada por investigadores del grupo de Nutrición y Obesidad del Departamento de Farmacia y Ciencias de los Alimentos de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), que también pertenecen al centro de investigación biomédica del Instituto de Salud Carlos III.

En el trabajo se recuerda que el embarazo es una etapa de especial relevancia para la mujer y su entorno, en la que se producen multitud de modificaciones funcionales y anatómicas en el cuerpo de la gestante destinadas a que el feto se desarrolle adecuadamente, a preparar el momento del parto y a asegurar una adecuada adaptación del feto a la vida extrauterina.

Por ello, los requerimientos nutricionales durante el embarazo aumentan en comparación con los de la mujer sana no embarazada y es «de vital importancia» seguir una adecuada alimentación antes y durante la gestación debido a su capacidad de influir en el desarrollo fetal y la salud de la madre.

La guía pretende ser, de acuerdo con la evidencia científica, una herramienta útil para entender la importancia de la alimentación en la mujer embarazada, con las recomendaciones para un embarazo saludable.

Además incluye explicaciones y consejos sobre el manejo y prevención de algunas de las posibles complicaciones más frecuentes durante la gestación, aunque los autores aclaran que no debe ser en ningún caso un sustituto de las recomendaciones clínicas que cada gestante pueda recibir por parte del personal sanitario.

Entre otras recomendaciones figura la de consumir calorías provenientes de alimentos con alta densidad de nutrientes, evitar calorías vacías, utilizar sal yodada y mantener una correcta hidratación con la ingesta de unos dos litros de líquidos, pero evitando las bebidas azucaradas, gaseosas y zumos artificiales.

Se recuerda la necesidad de evitar el consumo de alcohol, tabaco y cafeína durante el embarazo, ya que puede causar defectos en el desarrollo fetal, prematuridad, retraso en el crecimiento y daño cerebral y, en casos más severos, el recién nacido puede llegar a padecer síntomas de abstinencia.

Durante mucho tiempo el ejercicio físico fue una actividad desaconsejada en mujeres gestantes ya que se asociaba de forma errónea con un mayor riesgo de complicaciones para la salud del bebé, pero, de acuerdo con los estudios realizados en los últimos años, en mujeres embarazadas sanas no existen efectos adversos resultantes de la práctica de ejercicio suave y moderado.

Por tanto, la actividad física durante el embarazo no solo se acepta, sino que se ha identificado como un factor importante para un embarazo saludable, ha informado este miércoles la UPV/EHU.