Sería un error de EE. UU. premiar a los narcotraficantes

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Tegucigalpa – El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, dijo este miércoles que tiene «la esperanza» de que el próximo Gobierno que asumirá el poder el 27 de enero de 2022, continúe con la lucha que él inició contra la inseguridad, las pandillas y el narcotráfico.

Hernández habló sobre la lucha contra el crimen en su país en un informe que presentó ante el Parlamento hondureño, que a raíz de la pandemia de la covid-19 ha venido celebrando sus sesiones de manera virtual.

«Tengo la esperanza de que el próximo Gobierno continúe la batalla contra la delincuencia, por la paz y la tranquilidad de Honduras, y que el próximo presidente estará dispuesto a hacer lo que tenga hacer, a construir sobre lo que ha logrado Honduras, porque entonces nuestro país podrá ganar definitivamente esta lucha contra la inseguridad, las pandillas y el narcotráfico», subrayó.

NARCOTRAFICANTES BUSCAN USAR Y DERROTAR A OPERADORES DE JUSTICIA

El gobernante compareció ante la junta directiva del Parlamento y los jefes de bancada de los partidos que integran el legislativo, que está compuesto por 128 diputados.

Hernández señaló que, «para las fuerzas de mal, como son los sicarios y los narcotraficantes, ni la palabra del señor (Dios) les impide apoderarse de la llave mágica, porque con ella creen que pueden destruir a todos los que luchan contra ellos».

Agregó que los criminales buscan usar y derrotar a los operadores de justicia, además de «convencer a todas las instituciones y a todos los futuros presidentes de que desistan y nunca más se opongan a ellos».

El presidente destacó que hace una década la incidencia de la criminalidad en el país era alta, pero que con las medidas adoptadas por él cuando fue titular del Parlamento y luego como presidente del país, «el crimen de la extorsión ha bajado, pero están mutando fuertemente al tráfico de drogas, y eso es algo a lo que debemos prestarle especial atención, en especial para atacar a las maras y pandillas, para combatirlas de frente».

SERÍA UN ERROR DE EE.UU. PREMIAR A LOS NARCOTRAFICANTES

«¿Qué puede provocar que el próximo presidente, quien quiera que sea, no continúe la lucha contra los narcos? Creo que lo sabemos; eso es lo que pasaría como consecuencia natural si determinadas oficinas en los Estados Unidos cometen el error de premiar a los narcos que dan falso testimonio, en lugar de aumentar sus penas», enfatizó el mandatario.

Si Estados Unidos premiara a los narcotraficantes, según Hernández, «entonces la batalla unificada que hemos llevado conjuntamente con nuestros aliados contra el narcotráfico puede volverse insostenible».

El mandatario hondureño ha sido salpicado en varias ocasiones por narcotraficantes de su país que enfrentan juicio en Estados Unidos.

Además, el 8 de enero pasado fiscales federales de Estados Unidos aseguraron que Hernández protegió a un narcotraficante hondureño a cambio de grandes sobornos, incluso usando al Ejército para facilitar sus actividades, ahondando en las alegaciones que ya plantearon durante el juicio por tráfico de drogas contra su hermano, Juan Antonio «Tony» Hernández.

El mandatario ha rechazado todas las acusaciones en su contra sobre su presunta participación en acciones para favorecer a los narcotraficantes.

Según Hernández, quienes lo involucran son narcotraficantes que recibieron duros golpes por parte de su Gobierno y que, ahora que están presos en Estados Unidos, buscan que les reduzcan la pena haciendo acusaciones contra él.

En su informe de hoy, el presidente reiteró que hace menos de diez años Honduras tenía la tasa de homicidios más alta del mundo y la extradición no existía, porque no estaba permitida por la Constitución.

«La Policía Nacional estaba corrompida y penetrada por el crimen organizado, a tal grado que, según narcotraficantes confesos, se asociaron con altos funcionarios policiales para asesinar al jefe de la unidad antidrogas», dijo Hernández.

Agregó que uno de esos «sanguinarios grupos criminales eran Los Cachiros», que «no sólo administraron su imperio criminal sin temor a ser perseguidos, sino que incluso se les adjudicaron contratos de obras públicas por valores millonarios» (durante la administración de Porfirio Lobo 2010-2014).

«La conclusión de los observadores internacionales fue que Honduras estaba a punto de convertirse en un estado fallido; o luchábamos de manera frontal y decidida por recuperar nuestro país, o sería tomado por los narcos», expresó Hernández.

Sobre el Cartel de Los Cachiros, indicó que cuando fueron a Belice, pidiendo un trato especial de Estados Unidos, éste país les dijo «que sólo conseguirían un trato si podían ofrecer un testimonio que produjera acusaciones criminales y condenas de otras personas».

«Pero Los Cachiros no tenían nada que ofrecer. Así que pasaron un año más bajo su dirección y supervisión, operando en Honduras, traficando drogas, cometiendo crímenes, y (al menos según una versión periodística) matando gente en ese periodo, con la esperanza de que pudieran producir algo para que lo usaran los fiscales estadounidenses y que produjera un trato para Los Cachiros», afirmó.

Según el presidente Hernández, Los Cachiros querían que Estados Unidos les diera residencia en ese país y protección para sus familias para poder quedarse con parte de su riqueza y activos criminales, además de una reducción de sus penas de prisión.

«Y había una cosa más que querían Los Cachiros: venganza. Querían venganza contra las instituciones, contra el presidente, los otros funcionarios y las instituciones que habían destruido su imperio criminal y que no harían un trato con ellos», recalcó.

Hernández dijo que Los Cachiros llegaron a la conclusión de que podían utilizar testimonios falsos para hacer arreglos en Estados Unidos, y que «si se determinaba que el testimonio era útil, probablemente sería creído, incluso si no podían presentar ninguna prueba física o documental».

«Han confesado 78 homicidios, pero creen que sus palabras valen por sí mismas», indicó entre otras cosas el gobernante hondureño. EFE