Periodista nicaragüense denuncia amenaza de muerte en carta y video

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Gerall Chavez
Gerall Chávez se encuentra desde el jueves en Peñas Blancas, desde donde cientos de nicaragüenses claman al régimen de Daniel Ortega que les permita ingresar al país. Foto: CORTESÍA/DESPACHO50

Managua, 26 jul (EFE).- El periodista nicaragüense Gerall Chávez, quien se encuentra en el exilio en Costa Rica, denunció este domingo que fue amenazado de muerte a través una carta anónima y un video en el que simulan cómo lo van a matar, y responsabilizó al Gobierno del presidente Daniel Ortega.

El periodista, que trabaja para el portal digital «Nicaragua Actual», explicó que «la dictadura sandinista» envió a su casa, en el municipio nicaragüense de El Rosario, un sobre en donde venía la carta y una memoria USB que contenían las amenazas de muerte.

«Dejo constancia de cualquier cosa que le pase a mi familia. Responsabilizo a los operarios políticos de Ortega en mi municipio» en el departamento de Carazo, en el Pacífico, a 50 kilómetros de la capital nicaragüense, indicó.

En la carta escrita en computadora, y que hizo pública, se leen amenazas como: «Ya tenés ganado tu lugar en el panteón de El Rosario», «Regresa y te aseguramos que no vas a dilatar mucho», «Antes de degollarte, te vamos a partir el culo», «Te vamos a hacer que te tragues los huevos», «Cuando vengas cochón (cobarde) hijo de la gran puta, que sepan la Petrona (su mamá), tu papá y tu hermana que te van a recibir en pedacitos».

VIDEO ESCALOFRIANTE

En la carta lo amenazan con cortarle la lengua, que mientras siga en el exilio pero siga reportando noticias contrarias al Gobierno de Ortega se van a «desquitar» con su familia, y que lo tienen vigilado en Costa Rica.

En el video, con música de fondo, aparece una fotografía del periodista simulando estar en un set de «Nicaragua Actual» mediante una animación computarizada, y luego recibe un puñetazo con el que le decapitan y su cabeza cae a un lado y el cuerpo al otro.

El video concluye con un mensaje con letras bañados en sangre que dice: «Ya tenés ganado un lugar en el cementerio de El Rosario», mientras recibe una descarga de tiros que le perforan el ojo izquierdo.

Chávez, que ha reportado en la última semana las condiciones inhumanas que viven un grupo de nicaragüenses en la frontera de Peñas Blancas, que Nicaragua comparte con Costa Rica, a quienes las autoridades niegan el ingreso por no presentar una prueba de la COVID-19 negativa, ha recibido el apoyo de organismos humanitarios y de periodistas.

POLICÍA GUARDA SILENCIO

Por su lado, la Policía de Nicaragua no se ha pronunciado sobre esa amenaza ni ha dicho se iniciará una investigación.

La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas, consideró que «esos actos buscan silenciar y mandar un escalofriante mensaje a quienes defienden el derecho a la información», y se solidarizó con el periodista y el periodismo independiente de Nicaragua.

El relator especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, condenó esa amenaza, y dijo que «el Estado sabe claramente el riesgo que corren el periodista y su familia».

«Tienen la obligación internacional de investigar y proteger», señaló Lanza en un tuit.

El Colectivo de Derechos Humanos condenó esas amenazas contra Chávez, y exigió al Estado respete la vida, la integridad personal e individual del periodista y su familia.

«Mi repudio a esta campaña de odio y amenaza en contra de Gerall y del periodismo independiente. Les duele que estén informando al pueblo», escribió, por su lado, el director ejecutivo de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, Juan Sebastián Chamorro.

Chávez retornó este mismo domingo de la frontera a San José, agradeció la solidaridad, y aseguró que él y su familia están bien.

El periodista se marchó al exilio en el marco de las protestas contra el Gobierno de Ortega que estallaron en abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social, y que han dejado cientos de muertos, detenidos, miles de heridos, y decenas de miles en el exilio. EFE