Panorama incierto en Honduras tras seis meses de pandemia de COVID-19

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Tegucigalpa – La pandemia de COVID-19 en Honduras ha dejado en seis meses 2.000 muertos y más de 63.000 contagiados, según fuentes oficiales, sin que se vislumbre un claro descenso de la enfermedad, mientras que la recuperación económica no marcha con la celeridad deseada por parte de la empresa privada.

Fuentes privadas vislumbran un panorama incierto en el país centroamericano, donde pareciera que la pandemia se está reduciendo, al menos en las dos ciudades más importantes, San Pedro Sula y Tegucigalpa, que siguen siendo los principales epicentros de la enfermedad, aunque en el interior no se augura nada bueno.

APARENTE REDUCCIÓN DE LA PANDEMIA 

Los últimos informes del estatal Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) registran menos de 1.000 pacientes hospitalizados, a nivel nacional, pero el organismo sanitario sigue con un lento procesamiento de pruebas de laboratorio PCR, por lo que se desconoce cuál es la magnitud de la pandemia, que en los primeros cuatro meses rebasó la capacidad de los hospitales públicos.

Tampoco se sabe si hay un rebrote de la enfermedad, debido a que, con la reactivación económica que de manera gradual comenzó en agosto, mucha gente ha salido a las calles, algunos sin cumplir con las medidas sanitarias recomendadas por el Sinager.

Quizá el único optimista con los últimos registros sobre la pandemia de COVID-19 sea el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, quien en la víspera dijo que en seis meses se han ido «superando grandes pruebas y desafiando los pronósticos desalentadores que se proyectaban para estas fechas».

«Sé que no llegamos a esos 2,8 millones de contagios que se pronosticaban porque desde mucho antes que la pandemia llegara a Honduras tomamos decisiones drásticas, duras y difíciles que no siempre fueron comprendidas por todos», enfatizó.

LA SITUACIÓN ECONÓMICA ES COMPLICADA 

En lo económico, «la situación se presenta sumamente delicada», dijo a Efe el expresidente del Banco Central de Honduras (BCH) Hugo Noé Pino, quien recordó que el ente regulador de la política monetaria del país prevé para este año un decrecimiento económico entre el 7 y 8 por ciento.

«Eso implicaría que el país volvería a recuperar el nivel de producción que tenía en el 2019 hasta finales de 2022, partiendo de la base de que habría un crecimiento económico en el 2021 de 4,5 por ciento, como lo proyecta el Banco Central, y del 4 por ciento en el 2022», añadió Pino.

Bajo las mejores condiciones, según Pino, se perderían al menos tres años de producción, en un país donde los niveles de desempleo son bastante altos, con un subempleo que alcanza casi el 60 por ciento de los 9,3 millones de habitantes que tiene Honduras.

La situación también se ve agudizada, señaló Pino, «por la polarización e incertidumbre política, dado que el 2021 es un año electoral y a escasos días de hacer la convocatoria a elecciones internas de los partidos no existen reformas electorales».

«Pareciera que nos estamos abocando a una crisis política que tendría un efecto económico adicional», acotó.

LENTA REACTIVACIÓN ECONÓMICA 

Después de cinco meses de confinamiento, el Gobierno autorizó en agosto un proceso gradual de reactivación económica, que en julio no prosperó porque entre los sectores involucrados hubo muchos que no cumplieron con las normas sanitarias establecidas por el Sinager.

La reactivación económica ha volcado a mucha gente a las calles, pese a que se mantiene un estado de emergencia que solo permite que las personas salgan a partir del último dígito de su carné de identidad, o pasaporte, en el caso de los extranjeros.

La percepción, al menos en algunas del las principales ciudades del país, es que está saliendo a las calles más gente que la autorizada debido a la necesidad de agenciarse algún dinero, principalmente los micro y pequeños empresarios, que han sido de los más afectados por la pandemia.

Según fuentes de la empresa privada, a causa de la COVID-19 se han perdido alrededor de 500.000 empleos, por lo que consideran que la reactivación de la economía debe seguir, cumpliendo con todas las medidas sanitarias para evitar que por un eventual rebrote se regrese al confinamiento.

Hugo Noé Pino considera que aunque la reactivación económica marcha de manera gradual, «el nivel de actividad ha caído y seguirá cayendo en el segundo semestre», por lo que considera que «será muy difícil que muchas de estas actividades se recuperen completamente, como es el caso del turismo y los restaurantes», por ejemplo.

Añadió que el comercio se ha debilitado fuertemente y que las posibilidades de recuperación económica pasan por la confianza y disposiciones de política económica.

Dijo, además, que aunque el Gobierno ha tomado algunas medidas monetarias y otras crediticias tratando de ayudar a alentar un poco la reactivación económica, no lo hace desde un plan integral, en un país en el que para la reactivación económica se necesita la confianza del inversionista nacional y extranjero, pero eso se ve imposibilitado por dos cosas.

«El inversionista quiere ver los alcances y profundidad de la pandemia de COVID-19 y la situación política del país, y si mira que nos abocamos a una crisis política, será muy difícil que se quiera invertir recursos adicionales en la economía», indicó Pino.

Hasta ahora no hay una cifra oficial de las pérdidas económicas del país a causa de la pandemia, y en lo que respecta a los muertos, las cifras del Sinager son inferiores a las de la Asociación de Funerarias, que aseguran que, por la venta de ataúdes, los decesos sumarían unos 5.000 desde marzo. EFE