No hay relación entre vacunados contra la gripe y muertes por COVID-19

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EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Madrid– La clasificación de países donde más se han vacunado contra la gripe los mayores de 65 años no coincide con la de las tasas más elevadas de mortalidad por COVID-19, frente a lo que sostiene un gráfico viralizado en redes sociales que sugiere una relación causa-efecto entre esas vacunas y el coronavirus.

«Qué ‘causalidad’: A mayor vacunación contra la gripe, más fallecidos por COVID», asegura una imagen con comentarios en español que se ha difundido durante los últimos días tanto a través de Facebook como de Twitter y en la que un gráfico muestra la supuesta correlación entre muertos por coronavirus y personas mayores vacunadas contra la gripe en EEUU y 16 países europeos.

El gráfico incluye dos variables: La tasa de vacunación de la gripe entre los mayores de 65 años con una escala horizontal en el eje de abscisas y la tasa de mortalidad de COVID-19 por cada 100.000 habitantes con una vertical en el eje de ordenadas. Cada uno de los 17 países está representado en el gráfico con un punto en el lugar que le correspondería según ambos valores.

Bélgica, España, el Reino Unido, Italia, Suecia, Francia, Holanda, Estados Unidos e Irlanda ocupan en este gráfico las nueve posiciones más altas, por sus tasas de mortalidad, y más alejadas del eje vertical, por sus índices de vacunación contra la gripe de personas mayores de 65 años.

Por el contrario, Eslovaquia, Letonia y Lituania se sitúan cerca del arranque de los dos ejes, con tasas reducidas en ambas variables. El conjunto de diecisiete países aparece más o menos agrupado en torno a una diagonal algo curvada que atraviesa el gráfico y que demostraría una supuesta correlación: los países con más vacunación serían también los que registran más muertes.

DATOS: En realidad, esa correlación no existe. Los valores atribuidos a cada una de las naciones escogidas son más o menos correctos, pero el autor del gráfico ha elegido los países que más le convenían para su tesis y ha excluido a los que demuestran que es falsa. Además, ha distorsionado la escala vertical para conseguir el efecto de que todos los puntos se agolpen en torno a la diagonal.

Con una búsqueda inversa en internet se puede comprobar que la imagen en español tiene su origen en un gráfico idéntico en alemán, difundido también en Facebook el pasado mes de junio. Y tanto en la versión española como en la alemana se puede apreciar, en el lateral derecho, una pequeña indicación sobre su autoría: «M. Kent. Kent-Depesche. www.sabinehinz.de».

Se trata de Michael Kent, seudónimo de Michael Hinz, un polémico autor alemán de teoría política, seguidor de la Cienciología. Su esposa, Sabine Hinz -editora y divulgadora de pseudiociencias, tratamientos alternativos y teorías antivacunas- es quien publica sus libros y su revista «Kent-Depesche», origen de este gráfico viralizado por redes.

 La primera manipulación del gráfico viene por la exclusión de todos aquellos países que desmienten la tesis del autor. Por ejemplo, Portugal registra uno de los índices de vacunación más altos de la UE, superior al 60 %, pero su tasa de mortalidad por coronavirus es inferior a 17 casos por cada 100.000 habitantes, frente a los 45 casos de Francia, los 58 de Italia, los más de 60 del Reino Unido y España y los 86 de Bélgica.

En el gráfico, los países con menos mortalidad registran tasas de vacunación de personas mayores entre el 13 % y el 20 %. Pero no se incluyen los datos de Finlandia, con una tasa de vacunación cercana al 50 % y una mortalidad de menos de 6 casos por cada 100.000 habitantes. Tasa de fallecidos que baja a 4,7 en Noruega (con más del 38 % en vacunación) y a 1,8 en Malta, con una vacunación del 55 %, una de las más elevadas de la UE.

PAÍSES CON MUCHA VACUNACIÓN Y BAJA MORTANDAD

Fuera de Europa, el autor del bulo destaca solo a EEUU -país con 42 fallecidos de COVID-19 por cada 100.000 habitantes y un 68,1 % de vacunados entre la población de 65 años o más-, pero deja fuera del gráfico al resto de naciones, entre ellas Japón, donde la tasa de muertes es de 0,78 y la de vacunación de un 48 %.

Y hay países que dejan aún más en evidencia la falsedad de la presunta correlación, como Corea del Sur, donde el índice de personas mayores vacunadas supera el 85 % (por encima de los valores más altos incluidos en el gráfico) y la tasa de mortalidad es de 0,56 casos. O Nueva Zelanda, con un 62 % de mayores vacunados y 0,45 fallecidos por coronavirus por cada 100.000 habitantes.

A ello hay que sumar un segundo ejercicio de manipulación: la escala vertical que mide la tasa de mortalidad por COVID-19 está distorsionada para provocar el efecto de que todos los países se agrupen en torno a la diagonal. El truco consiste en que los espacios entre los distintos valores miden todos lo mismo, pero cada valor es el doble del anterior: 0,5, 1, 2, 4, 8, 16, 32 y 64.

Si los espacios de la escala vertical, que son iguales, midieran diferencias también iguales entre valores, la distribución de los 17 países en el gráfico sería mucho más dispersa y desaparecería ese efecto irreal de agrupación en torno a la diagonal que sirve al autor del bulo para transmitir la falsa impresión de que los datos respaldan su tesis.

LAS VACUNAS DE LA GRIPE NO CAUSAN COVID-19

En cuanto a la conclusión que se quiere transmitir con este gráfico, también carece de fundamento. El coronavirus no tiene relación alguna con el virus de la gripe, el periodo de incubación de los primeros casos no coincide con la preparación de aquellas vacunaciones y haberse inyectado esa vacuna ni previene ni aumenta el riesgo de COVID-19, según expertos consultados por Efe en junio.

«Las vacunas de la gripe son muy seguras y siguen estrictos controles de calidad y supervisión por parte de las agencias de medicamento europea y española; no existe la más mínima sospecha seria que las relacione con la COVID», explicó entonces el doctor Jesús Castilla, del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

El doctor Castilla, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, subrayaba que, en España, la campaña de administración de vacunas tuvo lugar mayoritariamente entre septiembre y noviembre, mientras que los casos de COVID-19 empezaron a aparecer a finales de febrero, por lo que el periodo de incubación del coronavirus no podría explicar un origen relacionado con la vacunación.

Del mismo modo, el doctor Joan Ramón Villalbí, expresidente y actual miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), recalcaba que las vacunas se prepararon meses antes de que apareciera la COVID-19 en China, con una composición que fue recomendada mucho antes por la Organización Mundial de la Salud.

Los defensores de esas teorías también esgrimieron un estudio estadounidense de 2019 sobre «vacunación contra la gripe e interferencia del virus respiratorio», pero su propio autor, el epidemiólogo Gregory Wolff, precisó el pasado abril que las conclusiones no respaldaban las tesis anti-vacunas, sino todo lo contrario, porque los vacunados tenían menos probabilidades de infección por otros virus respiratorios.

Así lo explicaba el doctor Castilla: «Si se compara la incidencia de COVID-19 entre personas de idéntica edad y situación de riesgo, unas vacunadas y otras no, se comprueba que la vacuna de la gripe ni previene ni aumenta el riesgo de COVID», algo «lógico porque el componente inmunológico de la vacuna de la gripe no guarda ninguna relación con la composición antigénica del coronavirus». EFE