Los hondureños votarán en noviembre en medio de temores de fraude

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Una mujer camina frente al edificio del Consejo Nacional Electoral hoy en Tegucigalpa (Honduras). Los hondureños han sido convocados a las undécimas elecciones generales del 28 de noviembre entre la incertidumbre ante un eventual fraude que presagian algunos sectores, y la pandemia de covid-19, que sigue en alza a quince meses de que se comenzó a expandir. EFE/Gustavo Amador

Tegucigalpa – Los hondureños han sido convocados a las undécimas elecciones generales el 28 de noviembre entre la incertidumbre ante un eventual fraude que presagian algunos sectores, y la pandemia de covid-19, que sigue en alza a quince meses de su expansión.

El llamamiento el jueves a los comicios por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) fue antecedido por la aprobación de una polémica nueva Ley Electoral, que para algunos analistas es casi una copia fiel de la anterior, que se prestaba para el fraude.

LOS MUERTOS Y AUSENTES YA NO VOTARÁN

A manera de ejemplo, en casi todas las elecciones generales, desde las de 1981, con las que el país retornó a la democracia, muchos hondureños muertos «votaron», pero también fueron muchos los vivos que no pudieron hacerlo por no aparecer en el padrón electoral, según denuncias de los mismos políticos.

No obstante, los tres consejeros del CNE, Ana Paola Hall, Rixi Moncada y Kelvin Fabricio Aguirre, aunque lamentaron que la nueva Ley Electoral no haya incluido la segunda vuelta electoral, ni la ciudadanización de las mesas electorales, creen que la comprobación de la huella dactilar mediante lectores electrónicos les da «la certeza de que los fallecidos y ausentes no votarán».

La nueva Ley Electoral supone además que los resultados preliminares de las elecciones se comiencen a divulgar tres horas después de haber cerrado la votación, lo que no ocurrió en las del 26 de noviembre de 2017, cuando el sistema informático se cayó y volvió a retomar sus funciones hasta el día siguiente.

La «caída» del sistema dio pie para que la oposición acusara al presidente Juan Orlando Hernández de haberse reelegido -lo que no permite la Constitución- mediante un fraude y que se agudizara la crisis política y social que el país arrastraba desde el golpe de Estado en junio de 2009 al entonces presidente, Manuel Zelaya.

PRINCIPALES OPOSITORES SIN ALIANZA PARA SACAR A HERNÁNDEZ

Desde que Hernández fue reelegido, las principales fuerzas de oposición han venido exigiendo su salida del poder y promoviendo alianzas para poner fin a tres períodos consecutivos del gobernante Partido Nacional.

Pero las alianzas no han sido posibles, incluso después de las elecciones primarias e internas del 14 de marzo, cuando se conocieron los candidatos presidenciales de los partidos Liberal, conservador moderado, y Libertad y Refundación (Libre, de izquierda).

El candidato del Partido Liberal es Yani Rosenthal, quien en agosto de 2020 regresó de EE.UU., donde cumplió una condena de tres años de cárcel por delito de activos asociados al narcotráfico, sobre los que se declaró culpable.

Libre buscará la presidencia, por tercera vez, con Xiomara Castro, esposa de Manuel Zelaya.

Otro que busca ser presidente de Honduras, también por tercera vez, es Salvador Nasralla, cuyo Partido Salvador de Honduras no celebró elecciones primarias e internas, ni pudo lograr acuerdos para una alianza con Libre, ni con una facción del Partido Liberal, opuesta a Yani Rosenthal.

Sin embargo, Nasralla anunció el jueves una alianza entre su partido y el minoritario Innovación y Unidad-Socialdemócrata (Pinu-Sd), cuya candidata presidencial, la diputada Doris Gutiérrez, declinó a sus aspiraciones de ser presidenta del país.

Yani Rosenthal, Xiomara Castro y Salvador Nasralla tienen como reto evitar un cuarto período consecutivo del Partido Nacional, que lleva como candidato para suceder a Juan Orlando Hernández al actual alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura.

Nasralla, quien dice que es «el único que puede sacar del poder a Hernández» y lo acusa de «corrupto y narcotraficante», fracasó en las elecciones de 2017 en una alianza que hizo con Libre. Además, asegura que en los dos comicios anteriores le «robaron el triunfo».

Ante la falta de una alianza sólida, analistas no descartan que el Partido Nacional, pese al desgaste en tres períodos consecutivos en el poder, las denuncias de corrupción y narcotráfico contra Hernández, tanto en Honduras como en Estados Unidos, y el mal manejo de la pandemia de covid-19, entre otros factores adversos, podría volver a ganar en las próximas elecciones.

HONDURAS EN UNA ENCRUCIJADA Y LE FALTAN ESTADISTAS

Cualquier candidato que gane la presidencia, lo que heredará a partir del 27 de enero de 2022, es un país con el 70 % de sus 9,5 millones de habitantes viviendo en la pobreza, según analistas; un alto índice de desempleo, que se agudizó en 2020 con la pandemia y las tormentas tropicales Eta e Iota, y una creciente violencia criminal, narcotráfico y corrupción, entre otros problemas.

La situación es alarmante porque los hondureños están hastiados de los políticos, quienes en 40 años de democracia no le han dado al país el bienestar prometido en cada campaña electoral y los flagelos que lo afectan cada vez se agudizan más.

El exfiscal general del Estado Ángel Edmundo Orellana, dijo a Efe que Honduras «carece de líderes con formación de estadista», aunque hay uno que otro «carismático que entusiasma a muchos que podrían votar por él, pero no pasan de eso».

«Honduras está en una encrucijada y no sé qué va a pasar», subrayó Orellana, quien considera que con el nuevo gobierno que asuma «las necesidades se van a incrementar y en el mundo no hay dinero para hacerles frente», por lo que además presagia que «ese gobierno no va a durar».EFE